viernes, 22 de enero de 2021

SE HA PUESTO PRECIO A LA VIDA

Félix Población

La agencia Bloomberg difundió hace unos semanas, mientras recorre el planeta la tercera fase de la más grave pandemia ocurrida en el último siglo, que el agua va a cotizar en Wal Street. Preocupados como estamos por la mortal incidencia del coronavirus en el mundo e ignorantes la mayoría del léxico financiero, quizá esta noticia no tuvo toda la trascendencia que comporta. Tampoco sabemos si el hecho de que se haya dado a conocer ahora ha sido, precisamente, por la crisis sanitaria global que sufre el mundo que habitamos, para que así se hiciera notar menos la gravedad de su carácter.

El inicio de la cotización del agua en el que llaman mercado de futuros de las materias primas de Wall Street se marcará, debido a su escasez, según el índice Nasdaq Veles California Water (NQH2O), un indicador que según leo se basa en los precios de los futuros del agua en el estado de California, que el 7 de diciembre del año pasado cotizaba a 486,53 dólares (casi 397 euros) por 1.233 metros cúbicos, casi medio dólar por metro cúbico, mucho más que los 0,2 céntimos de euro que pagan los regantes del valle del Ebro. 

Es de tener en cuenta que los primeros contratos lanzados por la empresa estadunidense CME Group Inc se anunciaron el pasado mes de septiembre, coincidiendo con la gran tragedia que vivía precisamente la costa oeste de aquel país, arrasada por el calor y los incendios forestales, según recordamos.

El agua se ha situado, pues, como un producto más de los que cotizan en Bolsa, tal como ocurre con el oro, el trigo o el petróleo. Esto quiere decir que a partir de nuestros días el agua potable, uno de los derechos humanos esenciales declarados por las Naciones Unidas y de cuyo acceso carecen en el mundo tres de cada diez personas (2100 millones), mientras que seis de cada diez (4500) no disponen de saneamientos seguros, estará sujeto a las especulaciones del mercado. Conviene no olvidar, en estas circunstancias, que el llamado estrés hídrico afectará en cinco años a determinadas zonas de África y podría desembocar en una crisis migratoria que afectaría a 250 millones de seres humanos.

La mercantilización de ese derecho vital podría derivar en una privatización del agua. Sin embargo, no hemos escuchado las suficientes voces caracterizadas como para llamar la atención de la humanidad acerca de tan oscuro porvenir. Entre las que se escucharon es de citar la del expresidente de Bolivia, Evo Morales: “Cotizar el agua en Wall Street es como ponerle precio a la vida”, dijo y pienso. La del planeta y la de quienes lo habitan.

El agua es la fuerza motriz de toda la Naturaleza, escribió Leonardo da Vinci, y el investigador japonés Masaru Emoto cree que todo en el universo es producto de la vibración. "Y quizás a eso se refieran los textos sagrados al señalar que en el comienzo fue la Palabra que no es sino una expresión de la vibración. Las vibraciones son energía. Sin energía el hombre se muere y cualquier objeto que existe en el mundo desaparece. La vibración es vida. Cuando el corazón deja de vibrar todo se degrada. Y es el agua precisamente el medio de transmisión de esas vibraciones”

         DdA, XVII/4737         

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