Francisco Álvarez Velasco
¡Quién hubiera tal ventura
sobre las aguas del mar
como hubiera el rey JuanCar
la mañana de san Juan.
Regresando de la caza
de elefantes en Buatsá
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar;
las velas trae de seda,
la jarcia de oro torzal,
áncoras tiene de plata,
tablas de fino coral.
Es Corina quien la guía,
marina de ojos de plata
y cabellera de oro.
Diciendo viene un cantar,
que la mar ponía en calma,
los vientos hace amainar;
los euros que andan al hondo,
arriba los hace andar;
los euros que van volando,
al mástil vienen posar.
Allí habló el rey Juancar
bien oiréis lo que dirá:
-Por mi vida, mi Corina,
dígasme hora ese cantar.
Respondióle la princesa,
tal respuesta le fue a dar:
-Yo no digo mi canción
sino a quien sus euros da.
Vete, don Juan Carlos, vete
a tierras de Panamá,
o al palacio de Estoril,
o al palacio de AbuDá.
Allí ha de ser nuestro amor
y te diré mi cantar.
Cartas de España llegaron,
desde Felipe hasta Aznar,
que bendicen sus amores
y quieren oír su cantar.
DdA, XVII/4720
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