sábado, 19 de diciembre de 2020

RÉPLICA AL ARTÍCULO "LA AGONÍA DEL POLISARIO", DE DIEGO CARCEDO

 Réplica, abierta, al periodista Diego Carcedo por su artículo La agonía del Polisario, publicado en 20 Minutos


José Ignacio Algueró Cuervo

Sr. Diego Carcedo:

Al leer el título de su artículo, me surgió la duda de si empleaba el término agonía en su acepción de “angustia y congoja del moribundo”, en la de “ansia o deseo vehemente” o en la de “lucha o contienda”. Una vez leído, entiendo que se refería usted a la primera acepción, y que considera al movimiento independentista, representante del pueblo del Sahara Occidental según la ONU (Res. 33/31 A, de 1978, 34/37 de 1979, y 35/19, de 1980, entre otras), un moribundo.

Tras calificar como “admirable” la obstinación de una parte de los saharauis, y “comparable a la de los numantinos” su heroicidad y su resistencia, pasa a contradecirse al juzgar dicha admirable obstinación como “anacrónica, en torno a una utopía sobre su futuro”.

 Para justificar lo equivocado de la actitud del Polisario, afirma usted algo  que denota una falta absoluta de objetividad, o una ignorancia imperdonable en un periodista de su experiencia: “No tuvieron muchas oportunidades de salir adelante en su empeño, pero las que se les brindaron por parte de las organizaciones internacionales las rechazaron”. Paso a argumentarle por qué no se puede sostener su afirmación:

-En agosto de 1974, España se compromete a celebrar un referéndum de autodeterminación en el Sahara Occidental bajo los auspicios de la ONU.

-Cuatro meses después, la propia ONU le pide a España que paralice la consulta hasta que el Tribunal de La Haya dictamine si procede continuar con el proceso de autodeterminación, algo que éste resuelve afirmativamente en octubre de 1975.

-En julio de 1981, el rey Hassan II acepta en la cumbre de la OUA (hoy Unión Africana) la celebración de un referéndum de autodeterminación en el Sahara.

-En 1991 Marruecos y el Polisario firman el Plan de Arreglo, que establece un alto el fuego y la celebración del referéndum en 1992, y que es aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Marruecos boicotea el referéndum.

-En 1997 se firman los Acuerdos de Houston y se encarga a la MINURSO que culmine el censo de votantes; una vez conocido el mismo en 2000, Marruecos lo rechaza y se desdice de lo firmado en el Plan de Arreglo.

-En 2001, James Baker propone un Acuerdo Marco que incluye una autonomía bajo soberanía marroquí que es rechazada por el Polisario. El Consejo de Seguridad no aprueba el proyecto.

-En 2003 se presenta el llamado Plan Backer, que establece una autonomía de cuatro años, tras la que se celebraría el referéndum. Marruecos sólo acepta una autonomía dentro de su soberanía y rechaza el Plan, lo que provoca la dimisión de Baker, quien aludiría tiempo después a la persistente obstruccionismo marroquí como causa de que no se resolviera el conflicto.

-En 2007 se reanudan las negociaciones entre ambas partes, pero Marruecos sólo acepta la autonomía, y el Polisario pide que se cumpla lo que Rabat aprobó al firmar el Plan de Arreglo.

-En 2016, Ban Ki Moon, exsecretario general de la ONU, visita los territorios liberados del Sahara Occidental y habla de la “ocupación” del territorio.

A la vista de lo anterior, ¿quiénes rechazaron la posibilidad de llegar a acuerdos auspiciados tanto por la ONU como por la Unión Africana, y quiénes han incumplido sistemáticamente lo acordado? En todos los casos menos en uno, Marruecos, el país al que ni una sola organización internacional reconoce el derecho a ocupar el Sahara y a expoliar sus riquezas en beneficio propio y no de los saharauis.

 El Polisario llegó a aceptar una autonomía siempre que desembocara en un referéndum, pero no puede aceptar que la autonomía sea la salida definitiva al conflicto. Si Mohamed VI persigue a los defensores de la autonomía para una región auténticamente marroquí, como es el Rif; si mantiene estrechamente vigilados  y oprime a los saharauis que viven en el territorio ocupado; si permite que se asesine a saharauis (uno de ellos con nacionalidad española) en el asalto al campamento de Gdeim Izik, y que se dicten nueve condenas a cadena perpetua, y quince condenas a penas de entre dos y veinticinco años de prisión por participar en las protestas que tuvieron lugar en dicho campamento, y que fueron el origen auténtico de la Primavera Árabe, ¿de verdad puede aceptarse la autonomía como solución? ¿Cómo puede culparse a los saharauis de su situación actual sin que se le caiga a uno la cara de vergüenza? ¿No tiene nada que objetarles usted a los marroquíes, ni a la comunidad internacional, ni a una Unión Europea, que firma acuerdos de expoliación de las riquezas saharauis a sabiendas de que es ilegal?

Continúa usted su lamentable escrito refiriéndose al excesivo orgullo de quienes fueran ciudadanos españoles entre 1958 y 1975, a que las heroicidades tienen fecha de caducidad, a la necesidad de renunciar a una parte de la propia razón, a la falta de pragmatismo por no aceptar la autonomía a la espera de una mejor oportunidad… Y ahora, uno de los presidentes más nefastos, egocéntricos y crueles de la Historia de Estados Unidos viene a darle la puntilla a esa “simbólica república que encabeza el Polisario”. Una república que está reconocida por más de ochenta países, que es miembro fundador de la Unión Africana, y que ha resistido cuarenta y cinco años de ignominia, de afrentas y de silencio de gran parte de la comunidad internacional, con toda la dignidad que les falta a quienes no les permiten decidir su futuro y a quienes, como usted, los insultan con opiniones carentes de razón.

Señor Diego Carcedo: efectivamente, el Polisario agoniza, pero no por estar moribundo, sino porque lucha, y seguirá haciéndolo hasta conseguir que se haga justicia con la causa saharaui.

DdA, XVI/4705

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