martes, 1 de diciembre de 2020

EL ALCALDE ALMEIDA Y UNA ENFERMERA DE LA UCI


Félix Población

Estos días atrás asistimos entre perplejos y alarmados a los despropósitos que un delirio colectivo montado en torno a un astro del fútbol es capaz de eclosionar con motivo de su repentina muerte, amplia, profusa e hiperbólicamente glosada en todos los medios de comunicación del mundo, con profesionales de la información y compatriotas del finado haciendo pucheritos ante las cámaras y los micrófonos.

También hemos podido apreciar, en un grado ostensiblemente menor, las críticas que la personalidad del futbolista argentino ha merecido por sus golferías varias y drogadicciones. A eso se ha sumado el reproche a una ciudadanía ciertamente desbocada en sus devociones pasionales por el futbolista, que ha irrumpido en las calles masivamente y sin protección alguna contra el coranovirus, echándose el aliento con el nombre del ídolo a gritos y asaltando la mismísima Casa Rosada en que se hallaba el cadáver de su idolatrado.

Los epidemiólogos no se han resistido a diagnosticar, antes semejante baño de masas en plena pandemia, resultados muy negativos de contagio en las próximas semanas. Ya se verá. Esperemos no verlo en esta España nuestra, donde también hemos tenido imágenes de multitudes llenando las calles comerciales de Madrid bajo el colorista derroche de las luces navideñas que sazonan el usaco "viernes negro", sin que al alcalde de la ciudad le haya parecido el hecho lo suficientemente grave, porque lo suyo es tender banderas tricolores luminiscentes a lo largo de un kilómetro y espolear rancios y fútiles afanes patrioteros.

El señor Almeida se ha despachado tal que así ante los medios: "Al aire libre, respetando las distancias, no debería haber problemas". Esperemos que acierte, pero al aire libre se celebran los partidos de fútbol y siguen los estadios cerrados al respetable. Los ciudadanos conscientes deben tener en cuenta, ante la inconsciencia de políticos como el mentado y los 300 fallecidos diarios que se han registrado este mes en España, que el ministro de Asuntos Regionales de Italia acaba de "cancelar" la Navidad para "evitar una masacre", según palabras literales. También conviene que todos leamos con atención y sensibilidad estas palabras de una enfermera de la UCI:

"Hoy puedo decir que he vivido unos de los peores días desde que soy enfermera de UCI. El médico se dirige a uno nuestros pacientes (de una sala repleta de críticos Covid) para comunicarle que le tenemos que sedar, dormir e intubar para conectar a ventilación mecánica, es decir a un respirador. El paciente responde que si no podemos esperar un poco más y entre llanto veo el temor y el miedo en su cara y en sus lágrimas...Mientras mi compañera Sara y yo intentamos consolarle y darle ánimo, intentando hacer la situación menos dramática mientras nos miramos la una a la otra e intentamos NO llorar. El paciente asiente depositando toda su confianza en nosotras. Coge su teléfono móvil y llama a su mujer e hijo para despedirse y comunicar el mismo la situación que está viviendo. Al otro lado oigo a una mujer llorar que pasa el teléfono a su hijo. Mientras nuestro paciente entre lágrimas dice: me van a intubar, os quiero mucho a todos. Dile a los niños que los quiero (nietos). Y ahí se acaba toda la conexión que durante unos días horribles ha tenido este paciente con su familia (que no le pueden ni ver). Empieza a aumentar más si cabe el miedo y angustia para todos en ese hogar. Dormimos al paciente, durante días, quizás semanas...y a esperar. A esperar que todo lo que se hace frene el avance de una enfermedad que está siendo tan mortal...

Este es el día a día en la UCI covid. Hoy alguien ha podido decir a su familia lo que siente y se ha podido despedir. Imaginaros todos aquellos que han muerto o que están luchando como auténticos campeones en una UCI por su vida y que no llegan a tiempo para realizar esta llamada...Un virus que podemos frenar entre todos con responsabilidad. Por que el paciente que hoy ha realizado esta llamada a su casa (que puede que sea su última llamada) ese paciente también puedes ser TU o tu padre/madre o tu herman@ o tu hij@ o tu abuel@... Se inteligente y no te la juegues.

Mientras nosotros (cada vez ya más agotados) seguiremos adelante haciendo lo que más amamos para que dentro de unos días vuelva a verle coger el teléfono de nuevo para llamar a su mujer e hijo y oirle decir: me vuelvo a casa con vosotros.
Ánimo para todos mis compañer@s, pacientes y familias".
Del muro de mi amiga María Jesús Nargánez Giménez.

DdA, XVI/4685

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