domingo, 29 de noviembre de 2020

¿SON AHORA OBSOLETOS LOS ARTISTAS O QUÉ NOS PASA??


Octavio Colis

En la fotografía el actor Luis Hostalot leyendo para mí en su casa de la Calle del Reloj, a pocos pasos de la mía, la obra de teatro que está ensayando para un montaje que quizá no se haga. Todos los artistas de mi barrio de Palacio, estamos ahí, como Luis, abandonados a nuestra suerte y comentamos en la taberna del restaurante El Senador nuestra indefensión y desgana. ¿Realmente servimos para algo? La bailarina y coreógrafa Amaya Galeote; el cantaor Pepe Giménez del Pueblo; el músico y compositor Marc Álvarez; el dramaturgo Víctor Conde; el cineasta y escritor Gonzalo Suárez; el escritor y editor Fernando Villaverde; la fotógrafa Lucía Delgado; el músico y cantante José María Guzmán; el actor y director Ignasi Vidal… Parece que perteneciéramos a un mundo que no nos necesita, ya no se nos pide trabajo; sí, lo sé, lo sabemos, como a todo el mundo, pero es que en nuestro caso es un olvido absoluto, como si en estas circunstancias nuestro trabajo, nuestra propia existencia fuera prescindible. Clausuran los teatros y escenarios; cierran las librerías y las editoriales; cada día hay menos lugares para exponer arte visual; no se hacen películas, ni siquiera series televisivas… Y la gente en general nos mira como si fuéramos plantas ornamentales, arbolitos caducos de la naturaleza muerta del barrio. Es como si el arte y los artistas sólo tuviéramos lugar para ornamentar la vida cotidiana de la gente cuando la vida era otra cosa, y no sirviéramos para nada en la vida excepcional que estamos viviendo. Puede ser que sólo se nos vea como matorrales que necesitan una poda o directamente arrancarse, nuestro aspecto es tan decaído que quizá fuera mejor hacernos desaparecer (dice Víctor que somos como las obsoletas e inservibles cabinas de teléfono que ya la gente ni ve), ¿damos una imagen de ruina y depresión que hay que esconder? El barrio, la ciudad, el mundo necesita salir de la depresión en la que están hundidas las personas, ¿somos nosotras una carga pesada y deprimente que ni siquiera podéis mirar? Por eso me pregunto si realmente servimos para algo en momentos así, al menos los bufones acompañaban a los ejércitos para distraerlos en las batallas…

DdA, XVI/4683

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