domingo, 29 de noviembre de 2020

¿POR QUE SE PRODIGA TANTO EL PERIODISMO BASURA?*


Félix Población

No lo escucharemos ni leeremos en la voz o en las teclas de ningún periodista español en ejercicio, pero cuando un profesor universitario como Antón Losada ha alcanzado la nombradía y visibilidad mediática suficientes, su opinión es merecedora de relevancia, pues es uno de los analistas que más frecuentan las tertulias radiofónicas y los platós de televisión.

Losada es profesor titular de Ciencias Políticas en la Universidad de Santiago de Compostela y no ha tenido pelos en la lengua al asegurar que al periodismo español le pasa algo que también ocurre en otros ámbitos y en otros sectores de la realidad social y política, con la particularidad de que en el periodismo se percibe de un modo mucho más manifiesto por su exposición pública.

Existe un periodismo libre e independiente en España, afirma Losada, o al menos que lo intenta –matiza–, pero en mi opinión es el que menos se percibe o menor incidencia tiene en la sociedad al día de hoy. Lo que abunda –y sí tiene mayor repercusión pública– es el periodismo basura, por lo que sería necesaria una limpieza a fondo, a juicio de don Antón.

Lo que no aporta el profesor gallego es el método para acabar con esa suciedad que va en acumulativo desdoro de la profesión, sobre todo porque su acumulación es creciente y no deja de dar muestras de incrementarse por la infecta influencia que sobre los medios está teniendo la inmundicia del bulo, la filfa o la tergiversación informativa prodigadas por las redes sociales.

El peso que todo ello puede tener sobre la democracia está siendo muy lesivo y podría serlo aún más. Sobre todo porque de la basura periodística afín a un ideario en muchas ocasiones retrógrado se está nutriendo la estrategia política de la oposición, tal como estamos comprobando estos días con la nueva Ley de Educación.

En medio de este desalentador panorama, conviene fijarnos en una cadena radiofónica que según mi estimado Paco Faraldo contribuyó en su día, aunque a menudo “pro domo sua”, a la recuperación social y cultural del país. Ahora, en cambio, se la escucha con frecuencia sumisamente amondongada y proclive al retorno del caduco bipartidismo que añejos ex líderes reivindican desde sus ociosos y confortables retiros, aunque sea a costa de atacar al propio partido al que pertenecen.

Los mismos que estuvieron a punto de encarcelar a Felipe González mientras gobernaba son los que hoy se hacen lenguas de su talante por aproximación ideológica. Que esto ocurra con más de medio centenar de escaños en posesión de la ultraderecha, puede denotar lo mal que envejecen algunos. También, lo poco que les importa que sus coetáneos juzguen su carrera política como un camelo con el que se engañó a quienes creyeron en ellos, cuando tanta era la necesidad de hacerlo en la democracia recién recobrada y en la política.

*Este artículo ha sido publicado hoy en La última hora

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