martes, 17 de noviembre de 2020

EN LA MUERTE DE MARÍA SALVO: NUNCA PUDO SER MADRE



Toni Álvaro

Ha muerto María Salvo Iborra, la última de las Mujeres del 36, asociación que ayudó a crear. El pasado mes de mayo cumplió cien años vividos a conciencia. Se educó en el ambiente de los ateneos obreros. Tenía 17 años cuando se produjo el golpe de Estado fascista y vio partir a su hermano voluntario al frente de Aragón. Ella ocupó su puesto en retaguardia militando en las Joventuts Socialistes Unificades, al frente de la secretaría de propaganda.
Cruzó la frontera en febrero de 1939 y cumplió los 19 años en un campo de concentración francés. Antes de acabar el año, los gendarmes mintieron sobre un supuesto traslado a unas instalaciones en mejores condiciones y la entregaron a la Guardia Civil en Irún.
María Salvo pasó por los sótanos de la Dirección General de Seguridad, 27 días de palizas que la destrozaron por dentro. Nunca pudo ser madre. El cuerpo de la mujer siempre ha sido territorio de conquista para los fascistas.
De Madrid la trasladaron a la cárcel de Les Corts, Barcelona. Nueves meses en celda de aislamiento con tres compañeras. Sopa rancia de coles y boniatos y una lata de conservas vacía como única instalación sanitaria. Acabado el aislamiento, las condiciones siguen siendo hambre, chinches, sarna, tuberculosis... La cárcel, con capacidad para 150 personas, llega a acumular a 2.000 presas, muchas de ellas con sus hijos e hijas de corta edad.
Las guardianas de la moral son las monjas de la Orden de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, que obran el milagro de los panes y los peces a la inversa. Para milagro el que realizan cada día las presas políticas organizando clases de alfabetización, recitales de zarzuela y un grupo de teatro. Cultura contra barbarie.
Un Consejo de Guerra la condena a 30 años de prisión, iniciando un peregrinaje por diversas cárceles. Sumará 16 años antes de poder salir a la calle y ser desterrada a Santander.
No regresará a Barcelona hasta 1968. En Barcelona conoce a Domènech Serra y serán compañeros de lucha y vida hasta la muerte de Serra en 2009. Domènech Serra, estudiante de medicina que vio truncada la carrera por el golpe de Estado. Marchó voluntario al frente y tras la derrota y su paso por los campos de concentración franceses encabezó un grupo de guerrilleros en la Resistencia, combatiendo contra los nazis en la Gironde. Liberada Francia se internó con un grupo de guerrilleros en el valle de Benasque para liberar España. Pasó 13 años en la cárcel.
María y Domènech fundaron la Associació Catalana de Pressos Polítics del Franquisme y dieron testimonio a lo largo de su vida sobre el compromiso de los que lucharon por un mundo mejor, arquitectos cuyos bocetos deberíamos hacer realidad.
El historiador Ricard Vinyes escribió 'El daño y la memoria. Las prisiones de María Salvo' (Plaza & Janés, 2004).

DdA, XVI/4670

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