domingo, 22 de noviembre de 2020

EL ÚLTIMO BOMBARDEO DE GIJÓN Y MI MADRE

 


Félix Población

Se trataba de un bombardeo inútil desde una perspectiva estrictamente militar, como tantos se darían después sobre la Alemania vencida el término de la segunda Guerra Mundial, con el espantoso caso de la ciudad de Dresde y su gran patrimonio histórico. En esta ocasión, la guerra era la de España y el día un 20 de octubre de 1937, víspera de la ocupación de Gijón por las tropas sublevadas y de la caída, por lo tanto, del frente norte.En esa fecha aún salieron del puerto de El Musel las últimas embarcaciones con centenares de combatientes, periodistas y políticos que se habían comprometido en su lucha contra los militares felones. La pequeña ciudad asturiana no ofrecía ninguna resistencia, pero lo aviones volvieron a bombardearla -tal como había ocurrido al principio de la guerra-, situando su objetivo en los depósitos de Campsa, muy cerca de la fábrica de acero de Moreda, en la que trabajaba mi abuelo, un militante anarcosindicalista que había destrozado su salud al pie de los hornos de fundición. Ese mismo 20 de octubre, mi joven madre acompañaba a su padre enfermo en la habitación que ocupaba en su humilde vivienda campesina, a poco más de un kilómetro de las explosiones. Los cristales y marcos de las ventanas de la casa sufrieron las consecuencias del retumbar de los impactos. El abuelo no dejaba de quejarse de sus dolores de estómago mientras mi madre trataba de consolarlo y consolarse de su miedo abrazando su brazo. Durante sus últimos veranos en Gijón, cuando ya la demencia senil hacía mella en su memoria, hubo de soportar también muy cerca de su casa las exhibiciones aéreas que sobre la bahía de San Lorenzo atronaban el cielo con más estruendo aún que los viejos Heinkel 111 de la Alemania nazi. Al escucharlo, como posiblemente tantas ancianas de su edad en aquella villa cantábrica, puedo asegurar que el miedo aún no había muerto en el extravío de sus ojos.

Representación del bombardeo sobre El Musel el 20 octubre de 1937. Se representa el destructor Ciscar, finalmente hundido, el submarino C-6 y el vapor mercante "Caso de los Cobos".

      DdA, XVI/4676      

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