Lazarillo
Bajo el título Ernest a diario, mi estimado y leído colega Félix Maraña hace hoy un comentario que por su valor personal, emocional y testimonial ha conmovido a este Lazarillo, que tantas veces busca en los medios de comunicación sentimientos y opiniones tan fructíferas para nuestra humanidad (con y sin mayúscula) como las que expresa Félix a menudo. Añade éste a su breve comento el que llama Un silogismo contra la farsa que por su concisa precisión y oportuna alusión a la actualidad no tiene desperdicio:
"Ernest Lluch era partidario del diálogo (siempre). El PP no era partidario del diálogo (nunca). El PSOE no era partidario del diálogo (entonces). ETA, evidentemente, no era partidaria del diálogo (nunca). ETA asesinó a Ernest Lluch. Ergo, ¿a quién benefició su asesinato? Moraleja: No propongáis el diálogo, que unos te condenan por proponer el diálogo y otros ejecutan la sentencia".
El comentario de Félix Maraña respecto a su amigo y persona demócrata y cabal dice así: "Todos los días recuerdo a Ernest Lluch. Recuerdo al ciudadano, al amigo, a la víctima inocente. Veo su casa aquí, todos los días, y me llega el recuerdo de su humanidad, las charlas, la vida. No necesito que me lo recuerden. Ministro de Sanidad, catalán, abierto a todo horizonte. He visto que alguien, que atacó a Ernest porque pedía diálogo, invoca ahora su nombre. Una de sus hijas lo ha dicho estos días: "Dejemos en paz a los muertos". Es decir, no utilicemos de manera retorcida su nombre ni su memoria. Pero yo le recuerdo en silencio todos los días, en mi País de la Zurriola. En mis ratos en el restaurante Andra Mari. Cuando quedábamos a desayunar en el bar Recalde, siempre a las 9,00 horas. Y en Santander, entrega total de Ernest a su tarea. Sí, todos los días. Aquí, donde el río Urumea se disuelve y pierde su nombre. Agur eta ohore".
Léase@también: Los muertos, contra los votos, por Félix Población (La última Hora)
DdA, XVI/4676
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