jueves, 19 de noviembre de 2020

EL OBISPO ESCUDERO SE NIEGA A DECIR LOS PECADOS AL CONFESOR

 


Vicente Bernaldo de Quirós


   La contrición para los católicos que quieran recibir el perdón de Dios por sus pecados, requiere una serie de mecanismos que avalen el arrepentimiento y que tienen que cumplir para que sea efectivo. Al menos, los que deseen entrar en el reino de los cielos deberían estar al corriente de pago de esas confesiones, según rezan los postulados de la Iglesia.
   Si para los católicos de a pie es preciso el cumplimiento de estos requisitos, me imagino que los jerarcas del catolicismo, con más motivos, tendrán que ser consecuentes con las normas que dictan para la permanencia en esa fe y ser más estrictos que los fieles de base con estas medidas.
   Por eso no se entiende que si uno de los requisitos es decir los pecados al confesor, el obispo auxiliar de Valencia, Esteban Escudero se sitúe por encima de Dios, del bien y del mal y se haya negado a declarar ante el juez del caso de la Gürtel que trata de establecer si se cobraron comisiones ilegales con motivo de la visita del papa Juan Pablo II a Valencia hace ya unos cuantos años.
   El juicio quedó visto para sentencia el pasado mes de julio y hasta ahora no se tiene conocimiento, o al menos yo no lo tengo, de que el magistrado haya dictado el fallo correspondiente y eso que ya han pasado unos cuantos meses. Se ignora si por la pertinaz lentitud de la Justicia o porque sea precisa la intervención divina para solventar algunas dudas procesales.
   Lo cierto es que uno de los testigos clave para dilucidar si hubo o no dinero negro para los actos de esa visita era el obispo Escudero por su participación en las reuniones preparatorias y deliberativas acerca del programa y el recorrido papal. Sin embargo, contrariamente a lo que se espera de un siervo del Señor y de los mandamientos cristianos de decir siempre la verdad y contarle al confesor todo lo que sepa, el representante del episcopado se ha lavado las manos y ha dicho que no pensaba declarar en el juicio, posiblemente porque espera a que se acabe el mundo y se ponga en marcha el Juicio Final.
   Yo, que quereis que os diga, tengo el convencimiento de que quien se niega a prestar voluntariamente declaración en un juicio es que tiene algo que ocultar y que esa actitud facilita la culpabilidad del que calle. Yo no sé si el obispo lo ha hecho para que no le endilguen una imputación y pase de la calidad de testigo a acusado o es que los que se sentaron en el banquillo son tan buenos católicos y tan del Opus Dei, que chivarse a su señoría de ellos equivale a una traición infinita. Entre los que fueron denunciados por este cobro se encuentra ni más ni menos que el jefe del clan de los Cotino, que en su día fue director general de la Policía, a instancias del Partido Popular, y que ya fue condenado por lucrarse de los presupuestos de cooperación internacional que se quedaron en sus bolsillos. Y parece que a este pájaro es, entre otros, el que protege el señor obispo.
    Espero que la sentencia nos haga ver la luz en este caso de despreciable usura y podamos tener claro si la no declaración del obispo Escudero ha servido para algo o solo para esconder la verdad. Menudo católico de mis cojones es el clérigo Escudero que rechaza decir los pecados al confesor como le insta su religión. Si no lo hace, cómo coño va a tener propósito de la enmienda, clave en el arrepentimiento de los pecadores.

     DdA, XVI/4673    

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