martes, 3 de noviembre de 2020

SANCIONES CONTRA LOS "PECADOS DE LA CARNE" DE UN ALCALDE BALEAR


Lazarillo

Por gentileza del escritor catalán Miguel Dalmau (1957), autor entre otras obras de El reloj de Hitler, comparto el documento que ilustra este post y debe servir, como tantos otros que los historiadores e investigadores aportan sobre nuestro pasado, para reconocer y no olvidar nunca la España de la que procedemos. 

 En este caso llaman la atención no solo las sanciones derivadas de hacer uso de la libertad sexual en lugares públicos, sino el ocultamiento de la terminología cabal propia de cada caso y la grotesca y pintoresca descripción de la que en el bando del alcalde Vicente Soler hace uso para identificarla. Complementa el documento lo que el primer edil de la localidad balear de Sa Pobla hace saber a modo de glosario en el que se aclara que es "aquello" y "aquella". 

Aunque el documento data de 1987, es de recordar que el sexo no tenía nombre en la España de Franco porque la iglesia nacional-católica no solo lo subsumió entre los pecados de la carne si no contaba con su bendición apostólica, sino que puso todo su empeño en condenar la libertad natural más íntima de la persona. 

Podrá extrañar hasta el punto de mover a hilaridad a las jóvenes generaciones -tan distantes de aquello-, pero aquella imposición hizo aún más lóbrego, inquisitorial y oscuro aquel régimen, y de ella podría derivar el celo y penitencia sancionadora impuesto por el alcalde de la localidad balear hasta bien cerca de nuestros días y con esa casposa jerga. No deberíamos reírnos por eso.

   DdA,XVI/4656   

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