Por cuestiones profesionales tuve la oportunidad de saludar en varias ocasiones a la reina madre de España. En todos los casos nos unía la música, por la que doña Sofía siente una sincera y vieja afición, de la que que carece su real esposo, al que le tira la tauromaquia. Esa disparidad en la valoración del arte musical no implica, al parecer, que la reina madre esté al margen de los presuntos escándalos de corrupción que han hecho huir del país al rey emérito. Doña Sofía estaba, hasta el momento, más cerca del bien que del mal por su saber estar, discreción y silencio a lo largo de más de cuatro décadas, a pesar de la pródiga vida amorosa de su esposo. Sin embargo, una investigación de la Fiscalía Anticorrupción acaba de anotar su nombre por una serie de gastos realizados con varias tarjetas de crédito vinculadas a fondos en el extranjero, según ha revelado el periódico de las exclusivas, elDiario.es. La información añade gravedad al estado comatoso de la monarquía española y más que dejar perpleja a la sociedad, como apunta Palomera, añade partidarios añade no solo del referéndum que se le debe a este país, sino de la tercera República que debió ser y será. Para el tenista Nadal, las lacras de la Corona son sólo equivocaciones del rey padre que poco menos son disculpables "por lo que ha hecho por España". Lo más amargo de todo esto, es que las sombras de corrupción sobre el ex jefe del Estado y su familia no dejen de proyectarse sobre el periodo más grave que ha vivido este país desde la guerra de 1936.
DdA, XVI/4659
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