martes, 13 de octubre de 2020

SI YO FUERA SANITARIO DENUNCIARÍA A LOS MERCADERES DE LA SANIDAD

 


Vicente Bernaldo de Quirós

 Doy por buenas las informaciones que afirman que la gran mayoría de los españoles aplaude la concesión del premio Princesa de Asturias a los sanitarios que se desvelaron durante los peores momentos de la epidemia del coronavirus por salvar vidas y proteger la salud de los ciudadanos. Independientemente de la opinión política de cada uno, un porcentaje altísimo cree que el galardón es merecidísimo, sean o no monárquicos o comulguen con estos premios y con sus valedores.
   Esta semana que entra se entregarán los premios, aunque la pandemia que nos vuelve a invadir dirá la última palabra sobre el formato que se utilizará para que el Rey entregue las distinciones y saber qué es lo que podrían alegar en su discurso cada uno de los distinguidos.
   Sé que entre el personal sanitario hubo algún que otro profesional muy reticente a la presencia en la ceremonia de entrega, pero parece ser que al final la mayoría se decantó por acudir para hacer mucho más visible el trabajo y el esfuerzo de los trabajadores de este sector. Yo estoy de acuerdo con esta última posición y si tuviera voz y voto entre los distinguidos, plantearía la necesidad de subir al escenario a decir cuatro cosas.
   Si yo fuera sanitario, en primer lugar, agradecería a los muchos españoles que les homenajearon todos los días a las ocho de la tarde como forma de mostrar su simpatía por su trabajo y su dedicación a salvar vidas. También, porque esa de bien nacidos ser agradecidos, reconocería haber sido nominados para el premio y, obtenerlo.
   Pero como no se trata de poner paños calientes a nada y para que todo el mundo sepa de que va esto de la salud pública, elevaría la voz para decir alto y claro que la situación en muchos hospitales y centros de salud ha sido muy precaria como consecuencia de la filosofía de hacer negocio con la sanidad pública y ponerla a disposición de los mercaderes de siempre que tratan de ganarse pingües beneficios discriminando la curación de enfermedades, en función del estatus y del dinero que tengas.
   Considero que hay que ser extremadamente duro con estos negociantes porque viven del dinero de todos los españoles y pretenden una medicina de doble rasero, con los mejores instrumentales para los sanatorios privados y dejar a los públicos algo así como la beneficencia.
   Si alguna conclusión, podemos extraer de esta pandemia es que la sanidad pública ha salido airosa de los retos a los que fue sometida, mientras que los hospitales de capital privado quedaron relegados a un segundo plano, ya que el desafío de la Covid-19 les dejó un tanto desairados.
    Desgraciadamente, muchos gestores siguen tropezando en la misma piedra porque son rehenes de los dueños de los negocios de la salud y se buscan rastreadores en clínicas privadas y se prosigue con el adelgazamiento de la atención primaria, lo que en puridad significa atar de pies y manos a la sanidad pública para seguir enfrentándose al coronavirus.
   Si yo fuera sanitario, ya os digo, denunciaría esta situación y plantearía a los que persisten en su engorde de los negocios privados a que depongan su actitud y en caso contrario, la próxima vez concedan el premio a su putísima madre. Y ahí lo dejo. 

     DdA, XVI/4637       

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