viernes, 23 de octubre de 2020

FRENTE A FRENTE: LA FLOR DE LA GUERRA CIVIL ES INFECUNDA

 Lazarillo

Una exposición de sumo interés, de la que encontramos reseña en Gijón en el recuerdo, nos ofrece el valioso trabajo informativo realizado por dos fotógrafos durante la Guerra de España en Asturias: Florentino López y Constantino Suárez. La muestra se puede ver desde ahora en el Centro Cultural Antiguo Instituto, de Gijón. Quienes la visiten no encontrarán las fotografías de las víctimas de los bombardeos llevados a cabo por la Legión Cóndor en Gijón, publicadas por Constatino Suárez en la prensa republicana de la época, cuyos negativos no están entre los miles de que consta el archivo del fotógrafo del Museo del Pueblo de Asturias, según escribió Félix Población en el artículo publicado en este mismo DdA (Gijón bajo las bombas: los negativos perdidos de Constantino Suárez) y en el número de julio de 2020 de la revista El viejo topo. La pérdida, destrucción o robo de esos negativos nos dejó sin esa documentación gráfica -salvo en las crónicas e imágenes impresas en los periódicos gijoneses- del carácter trágico que tuvo aquella acción de guerra, una de las primeras contra la población civil, que la ciudad sufrió desde el mes de agosto de 1936 hasta semanas antes de su ocupación  por las tropas sublevadas, el 21 de octubre de 1937.

Edificio derribado por la aviación sublevada en la Plaza del 6 de Agosto de Gijón

«La flor de la Guerra Civil es infecunda». Ibn Hazm (994-1064)

Transcurridos ochenta años desde el fin de la última Guerra Civil española (1936-1939), sus traumáticas consecuencias no han dejado de planear, como una larga sombra, sobre la vida de las sucesivas generaciones de españoles. La dictadura franquista en nada contribuyó a que las heridas pudieran cerrarse en su momento.
En las guerras que azotaron Europa desde los años treinta del siglo XX, junto a los ejércitos que luchaban en el campo de batalla, la población civil alcanzó un protagonismo no buscado al ser la gran damnificada de los conflictos bélicos.
Esta exposición muestra diferentes aspectos de la vida de la guerra en Asturias, tanto de civiles como de combatientes, entre julio de 1936 y octubre de 1937, cuando la caída de Gijón supone el derrumbe definitivo del Frente Norte republicano. La mayor parte de las fotografías expuestas fueron tomadas en Oviedo y Gijón.
Florentino López «Floro» retrató desde dentro los dramáticos efectos del cerco a la capital asturiana, siempre en poder de los sublevados, al tiempo que Constantino Suárez, un adelantado del fotoperiodismo, se movía por los distintos frentes del bando republicano, entre ellos el propio cerco de Oviedo, que retrató desde las trincheras de los sitiadores.
Las imágenes de estos dos fotógrafos, cuyos archivos se conservan en el Museo del Pueblo de Asturias (Gijón), tienen semejanzas que trascienden su adscripción a los dos bandos enfrentados por la guerra. Ambos retratan a la misma sociedad
atrapada por el conflicto. Por eso no debe extrañar el parecido que se percibe entre las fotografías que ambos realizaron. El resultado es similar: la misma destrucción, las mismas penalidades, el mismo sufrimiento, pero también el mismo deseo de que la vida siga su curso a pesar de todo.

DdA, XVI/4647

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