martes, 15 de septiembre de 2020

¿Y SI LA VACUNA RUSA TUVIERA FUTURO?

Vicente Bernaldo de Quirós

La alocada y desenfrenada carrera por conseguir una vacuna contra el coronavirus que salve el honor de un país y llene de beneficios económicos a las multinacionales farmacéuticas que participan en este ejercicio, ha relegado a un segundo plano a la vacuna rusa, la primera de las que salieron a la luz pública, pero que ha tenido poco éxito entre los medios que informan sobre el particular.
   La vacuna rusa fue anunciada prematuramente en relación con el resto de los fármacos y los expertos le colocaron el sambenito de ser una especie de sietemesina para el tiempo de gestación que lleva la puesta en el mercado de la ansiada alternativa a la enfermedad que nos ha puesto tan nerviosos a todos.
   Lo cierto es que desde el principio, esta vacuna no llamó la atención de los poderes mediáticos ni de los grandes gobiernos y sus potenciales usuarios quedaron constreñidos a Nicolás Maduro y Andrés López Obrador así como a algún representante del populismo y cargo medio en un ejecutivo con poca influencia en el mundo moderno.
   Por supuesto ninguno de los países que suele abrazar al libre mercado como si fuera una farola ha dicho esta boca es mía y ha contextualizado la aparición del fármaco en un ambiente de guerra fría que trata de propiciar Vladimir Putin para joder a los estadounidenses y poner nerviosas a las multinacionales de la industria por si acaso se quedaban atrás en la lucha por la hegemonía del antídoto.
   Algo de esto ha de haber cuando el nombre de la vacuna se llama Sputnik,al igual que aquellos cohetes que en la época soviética le hacían la vida imposible a los americanos durante la carrera espacial, que ganaron los herederos de Lenin, a pesar de que no quisieron llegar los primeros a la Luna porque el presupuesto no era tan abundante y además, según ellos, no añadía nada a la lucha por el cielo.
   A lo que parece, y sin que nadie nos haya informado, ya que la vacuna rusa no aparece en los periódicos y si no viene en  el papel es que no existe, tal y como se decía en los viejos tiempos en los que si la noticia no aparecía en el Abc, era un bulo, los ensayos siguen su curso. No sé si se han producido muchas contingencias en la dispensa del fármaco o no.
   Me imagino que el tratamiento irá bien, pues de lo contrario ya estarían los hackers israelíes notificando los fracasos de una solución desacertada o andarían los david alandetes de turno poniendo en sordina la política científica de Vladimir Putin que, por supuesto, no le llega la altura de los ensayos del Pentágono y los laboratorios estadounidenses.
   Todo el mundo está convencido de que la vacuna rusa está fuera de lugar en la carrera por conseguir el tan deseado antídoto. Y los expertos se creen convencidos de que no tiene futuro. Pero, ¿y si lo tiene?  Vaya papelón..

          DdA, XVI/4612           

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