José María Martín Medem
No hay que reformar las pensiones en beneficio de la economía. Hay que reformar la economía para garantizar la justicia en las pensiones. Los debates técnicos siempre desembocan en recetas, supuestamente imprescindibles, que reducen la protección de los trabajadores al concluir su esfuerzo laboral.
Lo lógico sería que la reforma fiscal y la democratización del
mercado del trabajo aumentaran
los impuestos de los privilegiados y redujeran el desempleo para que el Estado
del Bienestar repartiera los recursos públicos en beneficio de la dignidad en
la actividad laboral y la justicia en las pensiones.
Hay que tener una escasa sensibilidad social para aumentar la edad de la jubilación cuando los jóvenes no pueden entrar en un mercado laboral que además solo les ofrece precariedad y marginación sin ninguna posibilidad de conseguir pensiones suficientes.
Sólo se piensa en fortalecer los negocios cuando se pretende que trabajemos durante más años mientras los bancos despiden a cien mil empleados con ERES aplicados a partir de los cincuenta años.
La hacienda pública
debe garantizar las pensiones en vez de que los neoliberales
amenacen con la supuesta quiebra de la Seguridad Social cuando en realidad se
trata de administrar con solidaridad los recursos colectivos en beneficio del
bien común.
Con la tercera parte de los 60.000
millones de euros que no se pagan en impuestos (ocultamiento y evasión de los
grandes beneficios y las mayores fortunas, reducciones arbitrarias en las
obligaciones de las empresas, corrupción y trucos fiscales y financieros) las
pensiones quedarían blindadas.
No es justo que se manipule la incertidumbre sobre las pensiones
con la excusa de que no hay capacidad económica para sostenerlas. Lo que hay
que hacer es cambiar
el modelo económico para orientarlo hacia el reparto y no, como ahora, hacia la acumulación
de minorías sin control democrático.
Resulta muy cruel maltratar a los
jubilados con la mentirosa argumentación de que la economía no resiste el
derecho al bienestar. Lo justo es establecer lo que se necesita para la
dignidad de las pensiones y organizar el sistema económico para garantizar su
seguridad.
Lo
que tenemos lo producen los trabajadores. Se ganan el derecho al reparto,
mediante el salario y la pensión, para que la jubilación no sea la peor
precariedad.
La última hora DdA, XVI/4611
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