miércoles, 16 de septiembre de 2020

LOS DOCUMENTOS DE LA FUNDACIÓN FRANCO*

Félix Población

En el programa de radio donde la fundación que lleva el nombre del dictador puede hallar mejor y más efusivo acomodo, su presidente dijo ayer que si la nueva Ley de Memoria Democrática ilegaliza su entidad, lo que toca es irse “a un país libre”, sin que Juan Chicharro se haya atrevido a mencionar alguno que obedezca a ese calificativo y pueda permitir el asentamiento de una institución que lleva el nombre de Francisco Franco, el dictador que gobernó este país gracias al apoyo del nazifascismo en la Guerra de España.

Alega Chicharro, en referencia a la ley que sustituye o amplía la aprobada en 2007, que se trata de un “proyecto liberticida” que busca “borrar de un plumazo el franquismo y la Transición”. Reparando en estas palabras y dado que en sus declaraciones a EsRadio se refirió también al papel jugado por el dictador para que Juan Carlos I fuera rey de España, podría darse el caso de que la Fundación Francisco Franco esté pensando en el mismo destino que el rey padre eligió para huir de la justicia, a raíz de los supuestos delitos por los que se le investiga, a pesar de la vecindad de tal destino con Arabia Saudí, epicentro de la investigación judicial que motivó su salida de España.

No creo que sea un inconveniente la consideración general de que los Emiratos Árabes Unidos no son precisamente un país libre, si se tiene en cuenta que estamos hablando de una fundación única en el mundo occidental que honra la memoria de un dictador y que, como tal, no desentonaría en esa esquina del golfo Pérsico o Arábigo.  

Lo que más me preocuparía de una decisión de ese carácter, que uniría el nombre del rey emérito con el de su valedor como Jefe de Estado, es que en el archivo de la Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF) se conservan casi 30.000 documentos y que va siendo hora de que algún Gobierno de España se imponga como compromiso su recuperación para los archivos estatales. Se trata, exactamente, de 27.357 documentos oficiales imprescindibles para el estudio de la dictadura, que permanecen secuestrados por los herederos de Franco en un lugar donde su personalidad es exaltada.   

Dice mi estimado y admirado Ángel Viñas, a propósito de las declaraciones de Chicharro en busca de nuevos y “libres” horizontes para la FNFF, que a esa documentación le pondría vigilancia permanente, no fuera a ser que la ilegalización de la fundación trajera consigo despechadas reacciones que pusiera en fuga ese patrimonio documental.

PS. No he logrado encontrar una fotografía en Google del interior de la Fundación Francisco Franco, inaccesible al parecer para ese propósito. 

*Artículo publicado hoy también en El Salto

          DdA, XVI/4613          

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