miércoles, 30 de septiembre de 2020

LA DERECHA EXTREMA DE MADRID, CONTRA LA MEMORIA DEMOCRÁTICA DE EUROPA*

Félix Población

Es de esperar que por flagrante malinterpretación de la ley de Memoria Histórica aprobada por el gobierno del Partido Socialista en 2007, durante la primera presidencia de Rodríguez Zapatero, el Ayuntamiento de la capital del Estado gobernado por la derecha extrema con el apoyo de la extrema derecha, no pueda finalmente eliminar de la memoria democrática de las calles de Madrid el nombre y la estatua de dos de los principales líderes del Partido Socialista Obrero Español, Francisco Largo Caballero e Indalecio Prieto, presidente del Consejo de Ministros y ministro, respectivamente, del gobierno constitucional y democrático de la segunda República española. 

Se trata de una decisión -después de la que acabó con la memoria de los nombres de los miles de republicanos fusilados en el cementerio del Este- basada en un argumentario falaz y chapucero, fruto de un guerracivilismo cainita, que esperamos sea desestimada por los tribunales de justicia. En la Europa a la que pertenecemos y cuyas máximas instituciones condenaron en su día la dictadura franquista, es para nuestro país un motivo más de bochorno que los gobernantes de la capital del Estado hayan tenido la desvergüenza de atentar así contra la memoria de quien -en el caso de Largo Caballero- a punto estuvo de morir en el campo de concentración nazi de Sachsenhausen, donde fue internado después de haber sido detenido por la Gestapo en París en 1943. 

Durante su confinamiento en la capital francesa, Largo había sufrido un accidente doméstico y su salud era bastante endeble a los setenta y cuatro años de edad. Anciano, cojo y con una afección cardíaca, cuenta en sus memorias que al ser detenido instó a los agentes a que le mataran: «Tuez moi!, Tuez moi tout de suite, ce sera plus vite fait!». 

En abril de 1945, ante la llegada de las tropas soviéticas al campo de Sachsenhausen, los alemanes pretendieron trasladar a los 30.000 internos hacia el oeste de Alemania, pero las condiciones físicas de Largo Caballero eran tan mermadas que se negó a caminar y los soldados de la escolta pretendieron matarlo, pero erraron en los disparos, según cuenta en sus memorias. 

Como testimonio de la liberación del campo por la unidad polaca del Ejército Rojo nos ha quedado una fotografía en la que aparece Francisco Largo, junto a dos guardias polacos y otros dos presos. Su aspecto lo dice todo de la penurias y sufrimientos pasados, y podría ser la imagen que el actual gobierno de España debería dar a conocer en el Parlamento Europeo para mostrar la entidad de la derecha española al afrente del Ayuntamiento de Madrid, capaz de privar de memoria democrática en la capital del Estado a una víctima de los campos de exterminio nazis. No habrá otro caso igual en ninguna democracia europea.

*Artículo publicado hoy también en El Salto

Léase@también el artículo de Ángel Viñas Hay que machacar a Largo Caballero

     DdA, XVI/4624     

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