miércoles, 23 de septiembre de 2020

EL VIRUS DE LAS BANDERITAS

 


Félix Población

No se lo que dará de si el acuerdo o acuerdos suscritos entre el gobierno de la comunidad de Madrid y el gobierno central, que a mi entender deberían haberse puesto en marcha con antelación ante la gravedad que está revistiendo otra vez la pandemia en aquella región, pero hay algo en la escenografía con la que fueron presentados esos acuerdos que escuece más que a la vista. 
Tengo para mí que la abundosa proliferación de enseñas nacionales y autonómicas en el escenario donde comparecieron el presidente del Gobierno y la presidenta de la Comunidad, según se advierte en la imagen, denota en quien o quienes han tenido responsabilidad de tal idea un enfermizo nacionalismo españolista que debería estar fuera de lugar en una circunstancias como las que vivimos. Isabel la Caótica incidió ayer varias veces en la identificación de Madrid con España, con tal de hacerse amar por su asesor máximo, empeñado en reencarnarla en la reina católica. 
Es de desear que las medidas adoptadas en la comunidad madrileña sean provechosas para enfrentarse a la pandemia -aunque es de temer que no sean suficientes y el contagio irradie hacia otras regiones, como ya sucediera en primavera-, pero si no fuera así y al desastre Madrid se le uniera en los meses que vienen los de algunas comunidades autónomas, mucho me temo que la imagen que ilustra este comentario va a tener un triste destino histórico: Érase un país que se era en el que el flameo de banderitas de todos los diseños y colores no fue capaz de unir a quienes lo gobernaban ante la mayor pandemia sufrida en todo un siglo, incluso después de haber sufrido una primera ola del virus que provocó una auténtica masacre entre los ciudadanos de mayor edad. 
Con 312 casos por cada cien mil habitantes, España encabeza en Europa los datos de incidencia acumulada, según la Universidad Johns Hopkins. Esos datos son cuatro veces mayores que los del Reino Unido. Ante esta situación, una veintena de reputados científicos de nuestro país abogaron en la revista The Lancet por una evaluación independiente e imparcial sobre la gestión de la pandemia de la covid-19 por parte del Gobierno central y los gobiernos autonómicos. ¿Será esto posible o lo más probable es que algunos tarados necionalistas del centro o la periferia sigan llenando de banderitas los escenarios políticos para engolar su patriotería de orinal? 

      DdA, XVI/4618      

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