Félix Población
Desde hace tiempo tengo previsto un viaje a Vitoria-Gasteiz que por unas u otras circunstancias vengo posponiendo. La razón fundamental de ese afán está en que la ciudad alavesa es una de las ocho capitales verdes de Europa, declarada así por la Comisión Europea. No hay otra en España. Desconozco los efectos turísticos que ese aval prodiga a Vitoria desde que obtuvo ese título hace ya ocho años, pero creo que deberían ser estimables. Se trata de la única ciudad del sur de Europa que lo tiene, en razón a su alta proporción de zonas verdes públicas, de modo que todos sus habitantes residen a menos de 300 metros de una de esas zonas. Súmese a ello las medias tomadas allí para ayudar y aumentar la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas. Se controla igualmente la fauna y la flora, y se reduce la fragmentación del hábitat en la medida de lo posible. Incluso se adoptan normas para reducir la contaminación lumínica. Cuenta además Vitoria con el propósito -no se si ya cumplido- de reducir el consumo doméstico de agua a menos de 100 litros por persona. Quizá por todo esto, por tratarse de una ciudad limpia y bien aireada que cuida de su respiración, la capital alavesa ha estado también entre las primeras en eliminar de su callejero el nombre del rey emérito y anterior Jefe del Estado, sobre cuya persona tanto tiempo inviolable se cierne un cada vez más intenso hedor a corrupción, tan familiar en la atmósfera política de este país. La hasta ayer Avenida de Juan Carlos I ya es Avenida del 8 de Marzo.
DdA, XVI/4571
Desde hace tiempo tengo previsto un viaje a Vitoria-Gasteiz que por unas u otras circunstancias vengo posponiendo. La razón fundamental de ese afán está en que la ciudad alavesa es una de las ocho capitales verdes de Europa, declarada así por la Comisión Europea. No hay otra en España. Desconozco los efectos turísticos que ese aval prodiga a Vitoria desde que obtuvo ese título hace ya ocho años, pero creo que deberían ser estimables. Se trata de la única ciudad del sur de Europa que lo tiene, en razón a su alta proporción de zonas verdes públicas, de modo que todos sus habitantes residen a menos de 300 metros de una de esas zonas. Súmese a ello las medias tomadas allí para ayudar y aumentar la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas. Se controla igualmente la fauna y la flora, y se reduce la fragmentación del hábitat en la medida de lo posible. Incluso se adoptan normas para reducir la contaminación lumínica. Cuenta además Vitoria con el propósito -no se si ya cumplido- de reducir el consumo doméstico de agua a menos de 100 litros por persona. Quizá por todo esto, por tratarse de una ciudad limpia y bien aireada que cuida de su respiración, la capital alavesa ha estado también entre las primeras en eliminar de su callejero el nombre del rey emérito y anterior Jefe del Estado, sobre cuya persona tanto tiempo inviolable se cierne un cada vez más intenso hedor a corrupción, tan familiar en la atmósfera política de este país. La hasta ayer Avenida de Juan Carlos I ya es Avenida del 8 de Marzo.
DdA, XVI/4571
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