Vicente Bernaldo de Quirós
Tengo una enorme curiosidad por conocer exactamente qué pasó con la
investigación (apertura de un expediente, según el comunicado municipal) sobre
aquel policía local de Gijón que en pleno estado de alarma, paró su vehículo
público para bajar y hacerse una fotografía con un tipo que iba vestido con una
camiseta con la bandera preconstitucional de España y un lema reivindicativo
del fascismo cayetano.
Han pasado ya dos meses de aquella hazaña y no se han comunicado novedades
sobre este patético incidente. No solo con la sustanciacion del expediente,
sino también sobre si el agente urbano llegó a pedir perdón por haber alentado
a su amigo ultraderechista a "subir la foto a las redes sociales" o
si se mantiene en sus trece de jalear a los más patridiotas del país con la
foto de la estupidez.
Y creo que ya va siendo hora de que nuestro ayuntamiento de Gijón ponga en
orden a los agentes que se salen de madre en horas de trabajo y si bien es
cierto que es preciso un régimen garantista para no agredir la presunción de
inocencia del policía, los hechos ya están suficientemente claros desde el
primer día.
Y el meollo de la cuestión estriba en el momento en el que el agente se
fotografía con el facha de la camiseta, ya que en la instantánea subida a las
redes se observa claramente que va uniformado y con el logo de la Policía Local
de Gijón. Ahí está el quid, compañeros, porque cuando uno viste la prenda
policial que le identifica para dirigir la circulación o meter multas, hay que
guardar un exquisito y escrupuloso respeto por el uniforme y por el conjunto de
la población.
Ya se sabe que en la vida privada todo el mundo tiene derecho a pensar lo
que quiera. A ser terraplanista o a estudiar científicamente el Universo: a ser
un rojo recalcitrante o a votar a Vox, a guardar la virginidad para el
matrimonio o a matarse a pajas pensando en Montserrar Caballé. Pero, en cuenta
uno ficha en el cuartel de la Policía, se mete sus manías donde le quepan.
Espero que la demora en la resolución del expediente no tenga que ver con
las presiones del SIPLA (Sindicato Independiente de la Policía Local de
Asturias), que desde el minuto cero salió en tromba a defender al agente, con
una serie de argumentos que ni se le ocurren al que asó la manteca.
Es verdad que el SIPLA, que nace en Gijón y se extiende por toda Asturias a
lo largo de las dos últimas décadas del siglo pasado, se caracterizó por un
componente gremial y corporativo en el que todo valía para defender los
privilegios de los agentes y que obtuvo fuerza ante sus compañeros de junta de
personal por su gran cantidad de afiliados y cargos en ese órgano, lo que
provocó cierto escepticismo entre el resto de sindicatos. Ha actuado
practicamente igual en toda Asturias. No se puede decir que sean incoherentes,
pero tampoco solidarios.
Sea lo que sea, confío en el que el expediente no se siga demorando y
podamos conocer la verdad sin ningún tipo de dudas. Y que sirva para que el
personal que vive de nuestros impuestos no haga lo que le pete en el tiempo de
servicio, sino lo que dicen las ordenanzas y el sentido común. Y las fotos,
para cuando uno esté de vacaciones.
DdA, XVI/4571
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