miércoles, 12 de agosto de 2020

PUGNA DE VACUNAS EN UN MUNDO ENFERMO


Félix Población

Estamos hablando de una pandemia con más de veinte millones de contagios en el mundo que habitamos y más de 700.000 personas fallecidas, y dos líderes mundiales, máximos mandatarios de dos países poderosos, pugnan por hacer de sus patrias las primeras en descubrir una vacuna contra el virus COVID 19. 

Esa pelea de gallos, que recuerda las de la guerra fría, me parece fatua y grotescamente frívola tal como nos la presentaron ayer sus protagonistas, como si también a Putin y a Trump les afectara esa otra epidemia de infantilismo que según algunos investigadores se contagia con el uso abusivo de las redes sociales entre quienes tienen más o menos seguidores o son más o menos influencer. 

El primer mandatario de Rusia asegura que “su” vacuna ha sido probada nada menos que en su hija y que a la tal se le ha puesto el nombre de Sputnik V, como si más que de socorrer a la humanidad se estuviera hablando de la vieja pugna espacial con Estados Unidos de hace décadas. El jefe del departamento de microbiología de enfermedades latentes del centro de investigación donde se desarrolló la investigación asegura que el proceso partió de la misma plataforma de la vacuna contra el ébola, de ahí la rapidez en conseguirla. 

Como no podía ser de otro modo, nada más publicarse esta noticia, el presidente Trump se sintió llamado a subir al escenario mediático para anunciar que su gobierno está muy cerca de aprobar una vacuna contra el coronavirus, mientras en aquella poderosa nación se rebasan ya los cinco millones de contagios y el número de fallecidos ronda los 165.000. 

Si, tal como parece y personalmente no dudo en creer, este tipo de pandemias y siguientes derivan del cambio climático como consecuencia del capitalismo depredador que sobrexplota el planeta, no nos debe extrañar el comportamiento de estos dos líderes mundiales. Si así actúan ante la posibilidad de una vacuna que puede llegar a frenar la pandemia que estamos viviendo y no deja de matar a seres humanos en todo el mundo, no nos debe extrañar que el estado del planeta sea el que va siendo cuando a esos y otros líderes compete evitarlo.


    DdA, XVI/4582    

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