Lazarillo
La llamada Colonia de Víznar, en Granada, pasó de ser un antiguo
molino a centro de vacaciones durante la segunda República, reservado para
hijos de obreros. Con el golpe militar de julio de 1936, su destino fue muy
otro, pues se convirtió en cárcel provisional donde pasaron sus últimas horas
hasta 2.000 víctimas de la represión fascista en aquella provincia. Entre ellas
estuvo el poeta Federico García Lorca, fusilado el 18 de agosto de aquel año en
el camino de Víznar a Alfacar, y de cuyo restos mortales se desconoce hasta ahora el paradero. Pues bien, según leemos en Andalucía Información, las asociaciones memorialistas de
Granada acaban de denunciar que la placa conmemorativa que recuerda ese trágico pasaje de nuestra
memoria democrática ha sido arrancada por individuos afines a la extrema
derecha, sin que se sepa si esa afinidad llega a ser militancia en el partido
que cuenta con más de medio centenar de diputados en el Congreso. Cabe suponer
que se reparará de inmediato ese acto vandálico, propio de quienes al
perpetrarlo se identifican con aquella barbarie y deberían contar con la reprobación
y condena más explícitas y radicales de una sociedad culta y libre.
DdA, XVI/4598
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