No ha habido hasta
la fecha diferencia alguna entre un gobierno de signo conservador, como los que
hasta hace no mucho tuvimos en España, y el actual gobierno progresista de
coalición. Me refiero a la que debería darse con respecto a la programación religiosa, mayoritariamente
católica, que se ofrece a través de la radio y televisión públicas.
RTVE gastó
casi cuatro millones y medio de euros de todos nosotros (entre los que nos encontramos los agnósticos y los ateos) en los programas religiosos emitidos a lo largo del año pasado, que
fueron en total diez, correspondientes en su mayoría al credo católico, aunque
también haya espacios para el judaísmo, el islam o el cristianismo evangélico.
Solo la eucaristía dominical tuvo un coste de un millón y medio de euros, según
leemos hoy en La Marea. Durante el año pasado se emitieron en La Dos de TVE hasta
61 celebraciones correspondientes a la iglesia de Roma, con algo más de 67
horas en la programación de ese canal. Pablo Iglesias, actual vicepresidente segundo del gobierno, dijo hace tres años que la iglesia católica "tenía ya bastantes canales para emitir misa o lo que quieran". A su criterio, no entraba la programación religiosa en la radio y televisión públicas.
Una vez valorados estos datos, no
conviene olvidar la noticia de la que tuvimos conocimiento recientemente,
mientras el gobierno de la nación -creo que con acierto- hacía frente a una grave crisis sanitaria de
no menos graves consecuencias económicas. Durante esos meses, la obispalía de
España solo invirtió 21 de los 992 millones recibidos a cuenta del IRPF.
En la actualidad, el Estado abona el sueldo
de 82 sacerdotes católicos para que asistan religiosamente a las Fuerzas Armadas,
a los que hay que sumar un arzobispo y cinco vicarios castrenses. Un capellán
recién incorporado a su unidad ingresa más de 30.000 euros con la normativa
vigente. El arzobispo castrense Juan del Río, ignoro si todavía en ejercicio,
cobraba en 2016 casi sesenta mil euros al año.
A los capellanes castrenses hay que sumar los que corren a cargo del presupuesto y prestan su asistencia en los hospitales públicos, que en algunas comunidades autónomas como la de Valencia comporta un gasto aproximado de un millón de euros.
Hoy se celebrará una misa en la catedral de La Almudena de Madrid, contraviniendo con eso la libertad religiosa de una parte de quienes fallecieron como consecuencia de la pandemia y no se sentían identificados con creencia alguna. José López, hijo de Julián López, una de esas víctimas, acaba de exigir que se excluya el nombre de su padre en esa ceremonia -que TVE no transmitirá-y las razones para ello de este ciudadano deberían pesar en el actual gobierno de la nación. Así lo cuenta en Religión Digital:
"Estimados señores: Enterados por la prensa de la intención de celebrar un funeral por todas las víctimas de la
COVID-19 en la catedral de La Almudena por
parte de la conferencia episcopal, manifestamos: Como hijo y en nombre de toda
la familia de Julio López, fallecido desgraciadamente por Covid-19, exigimos que se excluya expresamente su nombre al
mencionar a todos los fallecidos. Mi padre tuvo intención de apostatar cuando mi
hermano sufrió abusos sexuales por parte de un sacerdote y el obispo ni tan
siquiera le recibió. Cuando quiso apostatar fueron tantas
las trabas desde el obispado que desistió, pero nunca más quiso saber nada de
la iglesia católica.Consideremos que celebrar un funeral en su honor es un atentado a su libertad religiosa
recogida constitucionalmente. Nos reservamos el derecho de denunciar a la conferencia episcopal, al
arzobispo de Madrid, a la Casa Real y a cuantas autoridades participen de este
funeral si se aplica por todos los fallecidos sin excluir expresamente el
nombre de mi padre. Apoyamos a todos los creyentes de otras
religiones y a las personas ateas que ven vulnerados sus derechos con este tipo
de funerales
propios de una época de nacional-catolicismo. Esperamos
ver atendida nuestra petición para no añadir un dolor añadido al ya grande de
la pérdida que hemos sufrido en nuestra familia.En nombre de toda la familia de
Julio López, José López, hijo.
DdA, XVI/4551
1 comentario:
Lo de Estado "aconfesional" es un mal chiste!! Pocas cosas hay tan estúpidas como el cura de un hospital con bata de médico...
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