Alejandro Álvarez
Resulta curioso que las derechas (extrema y extremada)
pidan ahora, con tanta virulencia, la dimisión de Grande-Marlaska, el ministro
del interior. Conviene recordar que, dada su trayectoria, siempre ligada a los
sectores conservadores y al PP, su nombramiento como ministro por Pedro Sánchez
fue realmente sorprendente entre la izquierda, incluidos muchos socialistas. Y
no era para menos. Como nos informa hoy el periódico digital LaUltimahora,
Marlaska había sido nombrado miembro del Consejo General del Poder Judicial a
propuesta del PP y Presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional
con los votos de los conservadores.
En su trayectoria judicial cuenta con el archivo de la causa abierta por irresponsabilidades previas en el asunto del Yak-42 o con intervenciones en 6 casos en los que finalmente el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó al Estado español por no haber investigado denuncias de torturas. Hay quien apuntó que su nombramiento, según se informa en dicho diario, fue una imposición del "Estado Profundo" (léase "cloacas del Estado"), frente a otros nombres que barajó Sánchez. Además, Marlaska mantuvo en "puestos de confianza" del ministerio (cuyo nombramiento, por ser de responsabilidad política, corresponde al ministro de turno) a personas como el coronel De los Cobos, que había sido encargado por el ministro del PP para dirigir el operativo del 1-O en Cataluña, operativo bastante desastroso en su labor.
En su trayectoria judicial cuenta con el archivo de la causa abierta por irresponsabilidades previas en el asunto del Yak-42 o con intervenciones en 6 casos en los que finalmente el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó al Estado español por no haber investigado denuncias de torturas. Hay quien apuntó que su nombramiento, según se informa en dicho diario, fue una imposición del "Estado Profundo" (léase "cloacas del Estado"), frente a otros nombres que barajó Sánchez. Además, Marlaska mantuvo en "puestos de confianza" del ministerio (cuyo nombramiento, por ser de responsabilidad política, corresponde al ministro de turno) a personas como el coronel De los Cobos, que había sido encargado por el ministro del PP para dirigir el operativo del 1-O en Cataluña, operativo bastante desastroso en su labor.
Todo iba bien en ese ministerio para la derecha, pero
ahora Marlaska tuvo que cesar a De los Cobos por una actuación impresentable e
insostenible en una denuncia contra el gobierno que tiene como base un
documento tan absolutamente chapucero que cualquier ministro del interior del
mundo se vería obligado a cesar a ese individuo. Y Marlaska, que lleva dos años
de ministro con personal de confianza que eran "personas de
confianza" del ministro del PP, ante la tremenda chapuza, una chapuza que,
no se olvide, iba dirigida contra el propio gobierno, no ha tenido más remedio
que cesarlo. Repito que el ministro no ha tenido más remedio que cesarlo, si
quería mentener su dignidad política y la del gobierno del que forma parte. Y,
al tiempo, se ha visto obligado a cesar a otros miembros de ese equipo del
ministerio, tan ligado a las querencias del OPUS y del ministro de interior de
Rajoy, el ultra Jorge Fernández.
Y eso sí que no, ha dicho toda la derecha, la extrema y
la extremada; a los nuestros ni los toques. Y se han puesto a disparar sin
contención contra él, al que ahora ven como como un traidor, olvidando los
servicios prestados durante los años anteriores a su labor ministerial y los
prestados durante la misma. Y es que la derecha es muy de aplicar aquello de
que "Roma no paga traidores", y Marlaska, para esa derecha, ha comenzado
a serlo en el mismo momento en que comenzó a menear al equipo que Jorge
Fernández había dejado tan ricamente instalado en ese ministerio y que el
actual ministro mantuvo durante dos años.
DdA, XV/4518
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