viernes, 12 de junio de 2020

EN LA MUERTE DE ROSA MARÍA SARDÀ (ROSA DEL DESIERTO)


No encontraremos, desgraciadamente, muchos nombres de nuestra cultura tan reconocidos como el de una de nuestras más importantes actrices, a los que le quepa el honor de haber defendido a lo largo de su vida las justas reivindicaciones del pueblo saharaui por el país y la tierra a la que pertenecen, y ser además recordada con agradecimiento por ese pueblo, como es el caso. Por eso, que desde la Coordinaora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sahara nos llegue esta nota de pésame por el fallecimiento ayer en Barcelona de Rosa María Sardà, me parece algo digno de ser resaltado. Lluís Pasqual, uno de los directores teatrales más prestigiosos de España, firma hoy un obituario muy sentido de Sardá en el diario La Vanguardia, en el que dice: "Es difícil encontrar gente tan coherente y consecuente como Rosa tanto dentro como fuera del escenario. Su ironía era una manera de tomarse en serio la vida frente a las sorpresas que trae. La ironía es el grado más alto de la inteligencia, reírse de alguna cosa y de uno mismo. Y en eso la Sardà era militante. La ironía le hacía tomarse la vida en serio y a la vez le añadía un toque de humor sin el cual sería insoportable". Era una gran actriz y algunos creemos que hasta podría haberlo sido mejor, como ella misma le confesó a su hermano Javier en una entrevista reciente. "Rosa maría hacía el amor con el público", escribe Pasqual. Y con los libros, y con la palabra, y con la vida. Ayer en La Uno, sin embargo, nos ofrecieron una película más que secundaria de su currículum. ¿Se hace a propósito tan mal en esa casa?




ROSA DEL DESIERTO







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