viernes, 12 de junio de 2020

EL TESTIMONIO DE JOSÉ ERREJÓN


Félix Población


No quiero ni debo dejar sin consignación la buena impresión y hasta la emoción que me causó la reciente intervención visceral, en la tribuna del Congreso, de una persona a la que  siempre reprocharé su inmadura actitud política antes de las elecciones que dieron la victoria a la derecha trina para que pudiera formar gobierno en la Comunidad de Madrid. 

Siempre pensaré que el comportamiento tanto de Íñigo Errejón como de la entonces alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, hicieron posible una fractura en Podemos que derivó en la derrota de la izquierda en aquellos comicios, tanto autonómicos como municipales. 

Dejando esto atrás, como corresponde, la intervención de Errejón haciendo valer la memoria de su padre como una de las personas torturadas por Billy el Niño, me ha parecido de una gran dignidad y altura humana. Testimonios como el de José Errejón, al que luego pudimos escuchar en el programa matinal de la SER, siguen haciendo mucha falta para reconocer el valor y dimensión ética y política de quienes lucharon contra dictadura y sufrieron por ello las vejaciones y torturas de quienes han fallecido con todas sus medallas puestas, aunque hayan transcurrido más de cuarenta años de democracia. 

Para enfrentarse a una ignominia de ese carácter, no debería haber tardado tanto José Errejón en darnos a conocer las lágrimas de ese recuerdo, que tanto impresionan por su verdad y por el tiempo transcurrido. Las jóvenes generaciones, y las ya no tan jóvenes educadas en los últimos decenios, siguen teniendo necesidad de esas lágrimas para argumentar por qué la derecha extrema se abstiene y la extrema derecha vota en contra de que esa medallas le sean retiradas a quien, como el torturador Pacheco, se las ganó martirizando a los demócratas, que es lo que se supone deberían ser y no son todos los que se sientan en el Congreso gracias al voto de la ciudadanía.


        DdA, XVI/4526      

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