Vicente Bernaldo de Quirós
Tengo un enorme respeto literario por Lorenzo Silva, autor de un buen número de obras con bastantes de las cuales disfruté de lo lindo en mis tardes de lectura. También comparto con él su admiración por la lealtad de la Guadia Civil hacia la legalidad republicana, puesto que el instituto armado fue el que más generales, jefes y oficiales aportó a la defensa del régimen nacido en 1931.
Partiendo de estos sentimientos, me parece lamentabilísimo que la presentación de su último libro, creo que se titula 'El mal de Corcira', y que tiene como argumento la época de los años de plomo de ETA, se haya presentado en el cuartel donostiarra de Intxaurrondo, el origen de las torturas y el lugar donde nació, creció y se expandió el GAL verde, nacido para combatir antidemocráticamente a la banda armada.
Lo único que se consigue dando
pábulo a Intxaurrondo cuando se habla de ETA es alimentar la bestia negra de
los GAL y darle carnaza al terrorismo. Y, con este acto, que parece
irrelevante, pero tiene demasiada profundidad, cualquier critica a los chicos de
la gasolina se diluye por sí sola.
Porque, vanos a ver ¿qué tiene que
ver el general Escobar y su fidelidad a la bandera tricolor, con el general
Galindo, el jefe de este centro demencial y responsable del atajo terrorista en
contra de quienes disparaban a la nuca? ¿Y qué tiene que ver Bevilacqua y
Chamorro con las trampas de Pérez de los Cobos para favorecer un ataque
golpista contra el Gobierno actual legítimo?
Bien está admirar a la Guardia Civil
pero para las instituciones y las personas hay que ser consecuente y saber
diferenciar entre los actos heroicos y los miserables. Y en Intxaurrondo, hay
mucha miseria. ¿Qué es que no había otro lugar en dónde presentar el libro? ¿No
hay más cuarteles símbolo de la lucha antiterrorista donde dar a conocer una obra
literaria que va de eso? ¿Por qué se cede a los intereses de los más
reaccionarios para publicitar una obra?
Leeré tarde o temprano esta novela
de Silva. Y estoy seguro de que la disfrutaré. Pero no podré olvidar jamás el
asco que me produce tratar de falsear una historia que oculta el verdadero
relato de un tiempo vivido y que algunos pretenden hacer desaparecer. Es un
despropósito.
DdA, XVI/4535
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