Félix Población
Si las noticias que nos llegan de
Estados Unidos, donde el confinamiento estuvo al arbitrio de cada uno de sus
estados y la actitud de su presidente está siendo en extremo bufonesca y propia
de un perturbado, evidencian los estragos que está ocasionado el virus de la
corona, no nos podemos perder lo que está sucediendo en dos países de muy
distinto nivel: Brasil y Suecia.
En el primero llevan ya más de 18.000 personas
fallecidas y aquella extensa nación se ha situado en el tercer lugar en número de contagios, siguiendo
su presidente el ejemplo de su modelo del norte y las reglas de confinamiento
de escasa consistencia. En Suecia, uno de las naciones del primer mundo, parece
que están descubriendo la letalidad de la pandemia por no haber tomado tampoco
las medidas de confinamiento que se han seguido en otros países.
Suecia está
ahora mismo a la cabeza en los registros de muertes per cápita, superando a
España, Italia, Bélgica y Reino Unido. Es, además, una excepción frente a la situación
que se da en las otras naciones nórdicas. Suecia tienes diez millones de
habitantes y el número de fallecidos está ya cerca de los 4.000, con 380 muerte
por millón de habitantes. Mientras, Dinamarca, Finlandia y Noruega, que han
cerrado las fronteras con su vecino, rondan los 550, 300 y poco más de 200
fallecimientos, respectivamente, con una población aproximada de cinco millones
de habitantes en cada caso.
En nuestro país, se acaba de prorrogar el estado de
alarma quince días más y ha habido partidos que no se han sumado a la
iniciativa por pura, dura y sucia politiquería, con la Comunidad de Madrid –las
más castigada por el virus- en permanente pugna con el Gobierno central porque
no se le permite avanzar en el desconfinamiento y cree entender que la protección a su
población es odio, que dijo alguno y no se le atragantó la aceituna.
DdA, XVI/4505
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