Félix Población
Está
empeñada la derecha amotinada en seguir procediendo contra el actual
vicepresidente segundo del Gobierno y seguir sumando indemnizaciones a favor de
su padre. No faltarán los que digan que a este paso, y con la ayuda de su progenitor,
Pablo Iglesias e Irene Montero amortizarán con una mayor celeridad la hipoteca
del chalet que se están pagando con su trabajo.
Por dos
veces el periodista reaccionario y actual europarlamentario de la ultraderecha española,
Hermann Tertsch, “vulneró el derecho al honor, a la intimidad y a la propia
imagen” de Francisco Javier Iglesias, padre del líder de Podemos. En la última
ocasión, por acusarlo de un asesinato del FRAP (Frente Revolucionario
Antifascista y Patriota) en la persona de un policía el 1 de mayo de 1973,
estando en esa fecha Iglesias encarcelado por repartir propaganda ilegal de la
resistencia contra la dictadura. (Tres de las cinco últimas víctimas fusiladas
por Franco en septiembre de 1975, no legitimadas por la democracia, eran militantes
del FRAP). La sentencia condenatoria obligó al acusador a una indemnización de
15.000 euros.
Anteriormente,
el mismo Tertsch se había retrotraído en el tiempo y había calificado al abuelo
de Pablo Iglesias, militante del Partido Socialista y defensor de la segunda
República, de “asesino” por unos supuestos hechos ocurridos durante la
Guerra Civil. El tribunal consideró también que se trataba de una “intromisión
ilegítima en el honor del difunto y en el de sus familiares”, por lo que el
periodista hubo de pagar 12.000 euros a Javier Iglesias.
En su empeño
por hacer méritos retrógrados y remedar e incluso superar a Vox en lo montaraz, el
Partido Popular ha utilizado la persona de su portavoz, la rubicunda y
cuellilarga marquesa de Casa Fuerte,
para seguir el camino difamador del eurodiputado ultraderechista, doblemente
penado en los tribunales. Doña Cayetana ha dicho de Pablo Iglesias que es "hijo
de un terrorista", con la agravante de que esta vez la acusación se ha proferido
en el Parlamento de la nación, donde -por respeto a la institución y al honor
de la democracia- la dimensión del delito debería ser mayor, máxime si se
considera la reiteración en el mismo.
¿Hasta
cuándo se van a seguir permitiendo este tipo de atentados al honor de las
personas? ¿Qué será lo
próximo que escuchamos en el Congreso, de no tomar medidas para evitarlo y
permitir que su tribuna sea la portavocía de la cloaca mediática? ¿Cabe en la España de hoy la reproducción del parlamentarismo
asilvestrado de los años treinta del pasado siglo? ¿Seguimos siendo tan
inconscientes -teniendo la historia que tenemos detrás- como para no reparar en
las consecuencias de poner en riesgo la democracia a través de comportamientos
dialécticos tan miserables? ¿Qué derecha es esa que se sigue subiendo al monte cada
vez que pierde unas elecciones y se muestra repetidamente incapaz de hacer una
oposición como la de cualquiera de los países de nuestro entorno, víctimas
también de las adversas circunstancias que aquí hemos vivido? ¿Qué mefítico
patógeno, capaz de generar tanta inquina,
se reproduce en el ánimo de sus señorías cada vez que pierden unos
comicios?
Deberíamos
saberlo, porque mientras no se encuentre una vacuna contra ese virus, me temo
que este país no
generará la inmunidad necesaria para liberarse de
esa lacra enfermiza que atenta contra la salud y el honor de la democracia.
PS. Mientras esas y otras vilezas se ventilan en el
Parlamento, los verdaderos problemas de la gente que pasa necesidad, de los
sanitarios que han salvado miles de vidas con medios precarios y jornadas
extenuantes, y de las residencias en las que han fallecido por la pandemia o
con síntomas posibles casi ¡20.000 ancianos!, no encuentran la principalísima
atención que merecen porque lo que prima en la política y en los medios es ese
esperpéntico retablo propio del Callejón del Gato. La Comisión Europea presentaba ayer en
Bruselas el programa de reconstrucción económica, mientras en el espejo cóncavo
del Parlamento español se discutía sobre el FRAP, escribe hoy un renombrado analista.
Léase: Entrevista con Javier Iglesias:
"Todo mi pasado terrorista se reduce a haber repartido tres panfletos del Primero de Mayo"
DdA, XVI/4511
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