jueves, 7 de mayo de 2020

SE NOS FUE BILLY EL NIÑO CON LAS MEDALLAS PUESTAS

Confraternizó hasta última hora en los ágapes
de las comisarías

Félix Población

Otro que se fue con lo puesto. En este caso unas cuantas medallas que la democracia española se excusó de anular y le sirvieron al torturador Antonio González Pachecho para incrementar su pensión. 

Billy el Niño, así apodado, falleció víctima del coronavirus en una clínica de Madrid a primera hora de la mañana de hoy. El exmiembro de la Brigada Política y Social en la dictadura, había sido denunciado en numerosas ocasiones por sus torturas a militantes antifranquistas durante la dictadura, entre ellas la abogada y escritora Lidia Falcón. 

Sus víctimas interpusieron en los últimos años numerosas querellas en España por sus crímenes, pero la Justicia consideró que las torturas ya estarían prescritas y que, en cualquier caso, constituían un crimen de lesa humanidad. Asimismo, González Pacheco había sido reclamado por Argentina en el marco de la conocida como querella argentina, única causa judicial abierta en el mundo que investiga los crímenes de la dictadura. Sin embargo, la Audiencia Nacional rechazó la extradición a Argentina del expolicía. 

Después de la permanencia durante más de cuarenta años de los restos mortales del dictador en el Valle de Cuelgamuros, no hubo para la democracia española lacra mayor permitida. La otra bien puede ser desconocer hasta el día de hoy el lugar en donde los asesinos de García Lorca pretendieron enterrar su memoria, permanente en la voz de sus versos, y la de tantos miles de republicanos enterrados sin nombre en fosas y cunetas. 

Es una indignidad para un país que los torturadores de la dictadura sean enterrados con sus medallas y que de uno de sus mayores poetas no haya rastro de sus huesos para poner una rosas:

Rosas, rosas, joyas vivas de infinito;
bocas, senos y almas vagas perfumadas;
llantos, ¡besos!, granos, polen de la luna;
dulces lotos de las almas estancadas...



DdA, XVI/4488

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