jueves, 21 de mayo de 2020

REVILLA Y LA FRITURA DE IMPUESTOS DE CRISTINA PARDO

El paso de los años y una cierta experiencia profesional como analista mediático, le permitieron a este Lazarillo valorar de modo encomiástico los inicios de Cristina Pardo en La Sexta: era perspicaz, tenía instinto para repentizar preguntas inteligentes y sabía informar con precisión y brevedad, aportando datos siempre noticiosos. Fue el jefe Ferreras quien le dio la oportunidad a Pardo de sustituirlo eventualmente en algún que otro programa de mediodía, y a partir de ahí empezó a liarla Pardo, pero no en el sentido en el que apuntaba la joven como profesional inteligente y avisada, sino en el de acomodarse al medio que le paga y le ha concedido el premio de situar su apellido en la cabecera de su nuevo programa semanal, costumbre harto extendida que contribuye a hacer crecer el ego de los profesionales que lo permiten, como si sus nombres prestaran una denominación de origen al programa que garantizase su interés. Mi amigo el escritor Alejandro Álvarez analiza el interesado proceder de la periodista al plantear una pregunta de respuesta cómplice a Revilla en la emisión del pasado domingo, para regusto en la respuesta del facundo presidente de Cantabria y del canal que está haciendo de una joven y estupenda profesional una más de las que desfilan por los platós, sin ninguna personalidad y ninguna de las virtudes que la hicieron despuntar hace unos años. Una pena.


Alejandro Álvarez

El pasado domingo la periodista Cristina Pardo entrevistaba a Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria y esporádico tertuliano de esa cadena. Desconozco la fase previa de la entrevista pero en el momento final se notaba (lo repitió dos veces) el interés de la periodista en plantearle a Revilla dos preguntas relacionadas con miembros de UP en el gobierno.
Las dos cuestiones estaban claramente seleccionadas y parecía que Cristina Pardo tenía que plantearlas sí o sí, hasta el punto de que insistía para que el invitado terminase la explicación sobre lo que estaba hablando en ese momento y dejase espacio para esas dos cuestiones que tenía apuntadas en una ficha. Tal parecía que le iba a preguntar algo esencial sobre Cantabria o su gobierno y que no podía perder la ocasión de hacerlo, ya que tenía en directo a su presidente. Pero no, no era eso.
La primera de ellas se refería a las declaraciones de Alberto Garzón sobre el "poco valor añadido del modelo de turismo español". No me detendré en este aspecto. Solo señalaré lo evidente: la periodista buscaba la descalificación del ministro y Revilla no la decepcionó (la sonrisa de ella fue elocuente), bien es cierto que con una actitud chulesca y una explicación realmente vergonzosa y poco digna. A más de uno pudo extrañarle; a mí, no.

La segunda, ya con poco tiempo para explicaciones largas, fue sobre la propuesta de Iglesias y UP de poner un impuesto a los patrimonios superiores a un millón más cuatrocientos mil de vivienda habitual, es decir, un impuesto a las personas que tengan un patrimonio superior a un millón cuatrocientos mil euros. Desde luego, el porcentaje de españoles con ese patrimonio es bastante reducido y sin problemas para llegar a fin de mes. El enfoque de la pregunta, sin duda, puede variar y tal enfoque refleja la "mediación" que hace la periodista y, en consecuencia, su intención. Cristina Pardo no preguntó, por ejemplo, si le parecía bien que se pusiese ese impuesto a los ricos para ayudar a no dejar tirados a los pobres (lo cual obligaría a Revilla a mojarse: con los ricos o con los pobres) o si consideraba positivo un aumento impositivo a los que no tienen ningún problema económico para hacer frente al aumento de la deuda que sin remedio traerá la crisis sanitaria (también tendría que mojarse el invitado) o bien otras posibles (hay bastante variedad). Lo que ella preguntó fue: "Señor Revilla, ¿nos van a freír a impuestos?". Analicemos la organización sintáctica y semántica de la oración: un sujeto omitido, ellos, va a realizar una acción, "van a freír a impuestos", que recaerá sobre alguien, nosotros ("nos"). Ese "nos" tiene voluntad de incluir a todos los ciudadanos y ciudadanas, es decir, nosotros, los españoles (cuando de la pasta se trata a algunas o algunos no les importa coincidir con mensajes de VOX), un "nos" que sufre la acción de un ellos claramente identificado con Iglesias, Garzón y sus huestes. Ellos, esa minoría en el Gobierno, nos harán sufrir sus decisiones (sus acciones) a todas y todos nosotros., ellos frente a nosotros. ¿Y cuál es esa acción? Fijémonos en cómo se enuncia: "van freír a impuestos". No elige "van a subir impuestos" o "van a hacer una reforma fiscal que suba impuestos al 5% de la población", que serían posibles junto a otras muchas. Elige la expresión precisa para provocar en el receptor ( autoincluido consciente o inconscientemente -número amplio- en ese "nos"), peovocarle, digo, un rechazo inmediato, casi visceral y, desde luego, irracional, pues esa expresión, ligada a otras como "freír a hostias", está preñada de connotaciones negativas. Es muy difícil que alguien asocie el significado de "van a freír a impuestos" con una acción positiva. Solo aquellos que se den cuenta de que la periodista pretende engañarlos rebotarán mentalmente ese mensaje, lo sustituirán por el correcto (UP propone subida de impuestos a los ricos) y, en el mejor de los casos, harán una mueca de hastío o, en el peor, soltarán un improperio o un "cagamento" contra la individua que intenta engañarnos. Entre el resto, unos sonreirán satisfechos por el buen trabajo de se "contratada" y otros se tragarán el engaño sin anestesia.

¿Por qué, podríamos preguntarnos, tiene interés esa periodista en manipular los hechos? Pues, porque tiene que responder al interés del medio para el que trabaja [véase explicación en mi muro, en relación con la entrevista de Matías Prats a Pablo Iglesias], que no es otro que cargarse la presencia y la influencia de Unidas Podemos en el gobierno. Normal. Defienden sus intereses. En la anterior crisis los mas ricos salieron fortalecidos (recuérdese que en estos años creció mucho el número de millonarios mientras millones de personas caían en la indigencia). Y temen que en esta ocasión la carga se reparta con un mínimo de justicia. A quien está habituado a dirigir a su antojo y para su mayor beneficio el reparto de la riqueza socialmente generada, le resulta inadmisible que haya en el gobierno ministros que pretenden hacerlo de otra forma. Por eso lanzan a los fachas a la calle, a sus esbirros a generar odio y a sus medios a crear engaños. Lo se siempre, vamos.

NOTA: Revilla, que no es tonto y quiere seguir teniendo cancha abierta en La Sexta, tampoco decepcionó a la servil Cristina Pardo y aprovechó la pregunta para intentar desprestigiar al sector de Iglesias y, sobre todo, para contentar a la cadena y a quienes confían en él para que sus intereses estén bien defendidos custodiados.
DdA, XVI/4504

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