viernes, 1 de mayo de 2020

A MIQUEL SOL, EL MAESTRO QUE ESPARCÍA IDEAS COMO SEMILLAS


La imagen puede contener: una persona, gafas de sol y primer plano

Toni Álvaro

Miquel Sol Torres se vino al mundo en Lleida. Buena gente. Quería a los niños y por eso se hizo maestro. Les trataba como a iguales, personas de distinto tamaño compartiendo aulas y aprendizajes. Era anarquista, no imponía ideas, esparcía semillas y ahí ya cada uno crecía buscando el sol.

En septiembre del 36, caen las bombas, es nombrado director administrador de la Casa de Acogida, lo más parecido a un hogar que conocerán en años niños y niñas refugiados, con familias rotas, algunas desperdigadas, otras bajo los cascotes o destrozadas por la metralla. Allí se les ofrece techo, comida y un gesto de afecto para restañar heridas.

Miquel Sol pasa los Pirineos con su compañera Pepita Villa y su hija Margarita, destino a Francia. Se instalan en Toulouse y brindan su casa al Grupo Ponzán. El hogar de Miquel y Pepita ofrece techo, comida y un gesto de afecto a pilotos británicos y judíos huidos del nazismo. Y ya de paso ofrece documentación falsa que salva vidas al cruzar la frontera.

Miquel Sol Torres es detenido por las fuerzas alemanas de ocupación el 3 de febrero de 1943. El fascismo tiene sus propios centros de acogida: la cárcel de Fourgole, la prisión de Fresnes, el campo de internamiento de Compiègne y el campo de concentración de Buchenwald.

Miquel, 47 años, ya está muy débil cuando llegan noticias del avance aliado. Es uno de los 4.500 deportados sacados de los Kommandos del campo de Buchenwald y obligados a marchar a pie y a culatazos para su traslado a otro campo.El 25 de abril de 1945, a 15 días del armisticio, totalmente exhausto después de tanto tiempo sin un gesto de afecto que llevarse a la boca, Miquel Sol Torres se tiende a un lado de la carretera. Un guardia alemán, que quizás algún día fue niño, acaba con su vida de un tiro en la nuca.
DdA, XVI/4483

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