lunes, 20 de abril de 2020

SOMERO ESTUDIO SOBRE EL VIRUS. LAS ESTELAS QUÍMICAS, EL 5G Y LA CONSPIRACIÓN - I


Jaime Richart

Para empezar, la pregunta inicial es crucial: ¿quién o quiénes sue­len conspi­rar? ¿quienes tenemos una edad y estamos hartos de los engaños, maniobras y argucias del poder; sobre todo de los poderes en la sombra? ¿o esos poderes acostumbran a conspirar contra noso­tros, y ahora también contra gran parte de la Humani­dad?

Todo el mundo: gobernantes, médicos, epidemiólogos, virólo­gos, microbiólogos, periodistas de medios de comunicación impre­sos y audiovisuales, estatales y privados, así como la ma­yoría de los alterna­tivos con marchamo de independientes; además de las pocas personas que por uno u otro motivo voy tra­tando incidentalmente hace ya más de un mes de confinamiento, acerca lo que viene suce­diendo, todos  se expresan y se muestran, como los grandes convenci­dos que tienen las cosas claras, sin ningún margen para la duda. Pues todos dan por hecho, tanto que el virus de la pande­mia procede de China, sin más, como que las medi­das adoptadas por los gobiernos son las correctas, sin saber con precisión alguna cómo actúa el virus y sobre todo cómo ac­tuará de ahora en ade­lante. En modo alguno nadie se interroga sobre si será o no cierto que viene de China y si su irrupción en origen obedece al contagio que los chinos han ido causando a lo largo y ancho del planeta. La coartada perfecta.  A partir de esa certeza, el miedo, envuelto en civismo, en charlatanería y en obedien­cia ciega, reforzados los tres por la amenaza de la multa y la prisión, se han enseñoreado de este país desde exacta­mente el día catorce del mes de marzo. De la misma ma­nera y con la misma determinación, de la población de la nación que cierra filas ante el invasor. Por eso ni en los medios ni en ninguna parte, se habla de otra cosa pese a haber pasado más de un mes desde el comienzo de tan siniestro espectáculo.

Sin embargo, aún quedan retazos de librepensamiento en las Re­des sociales y en contados medios digitales con peso específico en la comunicación -los únicos espacios donde pensar y expresarse en libertad-. Veremos cuánto dura esta expansión. Y en ambos espa­cios, algu­nos seguimos teniendo en cuenta la alegoría de la caverna platónica. Metáfora en la que quienes están dentro de la caverna confunden la sombra proyectada en su interior, con los humanos que pasan delante de ella. Por otra parte, conocemos muy bien la ralea de la sociedad a la pertenecemos: si matas a una persona te encierran o te ejecutan, pero si matas a 300.000 te pue­den galardo­nar con un premio Nobel... 

El caso es que, desde el mismísimo segundo día del confina­miento, despertaron inmediatamente mis sospechas cuatro deta­lles muy significativos. En primer lugar que no aparezca en Inter­net el dato de los falleci­dos por gripe en España en 2019. En se­gundo lugar, el número de fallecidos, 15.000, en 2018 (redacción médica.com) que, o era la tónica de todas las temporadas de gripe, o era alarmante. Y si era alarmante, lo extraño de que las autorida­des sanitarias no dieran entonces la voz de alarma y los medios también extrañamente lo pasaron por alto. En tercer lugar, el acu­sado contraste de tan alto número de muertos ese año con la abruma­dora información en todas las televisiones, de la mañana a la noche, sobre la invasión del virus desde el primer momento de la comparecencia del presidente de gobierno español en la televi­sión. Lo que a su vez hubo de desencadenar una alarma letal, pues a la primera tos o el primer estornudo, la saturación de toda clase de Centros de Salud, sin recursos suficientes, por los fabulosos recor­tes años atrás en Sanidad, estaba servida,

En todo caso, las afirmaciones categóricas, sea acerca de lo que sea, son propias de edades tempranas, aunque también pueden llegar a la vejez con mente roma. Pues la vejez no sólo es la época propicia para la duda, es que en la vejez nadie sensato se atreve a sentar catédra. Al menos en materias no científicas. Y aún los gran­des científicos de experiencia han dudado siempre y dudan. Por ejemplo, el propio Einstein que había superado los setenta, le dijo un día a un compañero de paseo: “¿será real la luna cuando deje­mos de mi­rarla? (en alusión al principio de superposición de la mecánica cuántica entonces en sus inicios)”. Y en otra ocasión: “dos y dos son cuatro hasta nueva orden”. El mismo Stephan Haw­king, fallecido en 2018, empezó negando la generación espontá­nea para, no mucho antes de morir, pronunciarse a favor de la genera­ción espontánea…

Pues bien, comparándome con el Einstein de la vejez sobre lo que viene sucediendo, no lo tengo nada claro, del mismo modo que él cuando dudaba de la existen­cia de la luna si dejaba de mi­rarla y el otro se desdijo. Porque lo que llamamos “la verdad” es siempre muy compleja. Por su complejidad se distin­gue de la men­tira, la cual con media docena de palabras se despacha. Lo que pasa es que a diferencia del buen detective que tenaz­mente va detrás del autor de un crimen, abre una cortina y la cie­rra, abre otra cortina y la cierra, y de ese modo y a medida que sopesa el posible móvil va descartando sospechosos y progresa hasta dar con el criminal, yo sigo permaneciendo en estado de sospecha, indagando, barajando datos de aquí y de allá. A ve­ces me parece estar lejos de descubrir al criminal, más bien “los” criminales pues­tos de acuerdo. Y otras veces me parece que les estoy cer­cando. Seguiré investigando y reflexionando, pues si hay algo que ahora nos sobre es tiempo. (Por cierto, que el tiempo súbita­mente ha dejado de ser oro, un dicho made in usa que siem­pre me pare­ció funesto; la situación que vivi­mos acaba de desmon­tar también este mito). Yo seguiré, pues, investi­gando y reflexionando, pero la aprehen­sión de los probables y presuntos canallas corres­ponde a agentes internaciona­les, y su procesamiento, a las altas instancias de todas las nacio­nes…

En cualquier caso, todo lo que está sucediendo tiene la pinta de ser una trama, una confabulación contra la sociedad de los eternos perdedores. Empezando por el virus esparcido por todas las naciones con el propósito de diezmar la población, siguiendo su acción homicida en diferentes épocas de cada año, y terminando en los confinamientos prolongados por etapas de la actualidad para, entre tanto, hacer los preparativos del nuevo orden mundial. Y esos preparativos incluyen la instalación de las antenas 5G cuya acción radiactiva (parece ser) acentuará diez o cien veces más el riesgo del cáncer y de las enfermedades respiratorias. Pero “ellos” a lo suyo: todo sea por el rodillo de un progreso infernal, miserable e implacable, aun a costa de la vida. Se ve palpablemente que en la truculenta idea no importan ya las consecuencias, pues todo está sucediendo al fin y al cabo en un planeta moribundo...

         DdA, XVI/4471          

1 comentario:

María E. dijo...

¿Muertos en España en 2019? Según el gobierno ¡ninguno! a ninguno se le ha realizado una amplificación de un fragmento de ADN o ARN del virus que lo atacaba a partir de una muestra biológica. ¡Nadie ha muerto de gripe! Los diagnçosticos no deben hacerlos los médicos, los diagnósticos los decide el Pedro Sánchez de turno que para eso es "doctor" en lo que sea que decida el Iván Redondo de turno.

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