Jaime Richart
Para
empezar, la pregunta inicial es crucial: ¿quién o quiénes suelen conspirar?
¿quienes tenemos una edad y estamos hartos de los engaños, maniobras y argucias
del poder; sobre todo de los poderes en la sombra? ¿o esos poderes acostumbran
a conspirar contra nosotros, y ahora también contra gran parte de la Humanidad?
Todo
el mundo: gobernantes, médicos,
epidemiólogos,
virólogos, microbiólogos, periodistas de
medios de comunicación impresos y audiovisuales, estatales y privados, así
como la mayoría de los alternativos con marchamo de
independientes; además de las pocas personas que por uno u otro motivo voy tratando
incidentalmente hace ya más de un mes de confinamiento, acerca lo que viene
sucediendo,
todos se expresan y se muestran, como
los grandes convencidos que tienen las cosas
claras, sin ningún margen para la duda. Pues todos dan por hecho, tanto que el
virus de la pandemia procede de China, sin más, como que las medidas
adoptadas por los gobiernos son las correctas, sin saber con precisión alguna
cómo actúa el virus y sobre todo cómo actuará de ahora en adelante.
En modo alguno nadie se interroga sobre si será o no cierto que viene de China
y si su irrupción en origen obedece al contagio que los chinos han ido causando
a lo largo y ancho del planeta. La coartada perfecta. A partir de esa certeza, el miedo, envuelto
en civismo, en charlatanería y en obediencia ciega, reforzados los tres por la
amenaza de la multa y la prisión, se han enseñoreado de este país desde exactamente
el día catorce del mes de marzo. De la misma manera y con la misma
determinación, de la población de la nación que cierra filas ante el invasor.
Por eso ni en los medios ni en ninguna parte, se habla de otra cosa pese a
haber pasado más de un mes desde el comienzo de tan siniestro espectáculo.
Sin
embargo, aún quedan retazos de librepensamiento en las Redes sociales y en
contados medios digitales con peso específico en la comunicación -los únicos
espacios donde pensar y expresarse en libertad-. Veremos cuánto dura esta
expansión. Y en
ambos espacios,
algunos seguimos teniendo en cuenta la alegoría de la caverna platónica.
Metáfora en la que quienes están dentro de la caverna confunden la sombra
proyectada en su interior, con los humanos que pasan delante de ella. Por otra
parte, conocemos muy bien la ralea de la sociedad a la pertenecemos: si matas a
una persona te encierran o te ejecutan, pero si matas a 300.000 te pueden
galardonar
con un premio Nobel...
El
caso es que, desde el mismísimo segundo día del confinamiento, despertaron
inmediatamente mis sospechas cuatro detalles muy significativos. En primer
lugar que no aparezca en Internet el dato de los fallecidos por gripe en
España en 2019. En segundo lugar, el número de fallecidos, 15.000, en 2018
(redacción médica.com) que, o era la tónica de todas las temporadas de gripe, o
era alarmante. Y si era alarmante, lo extraño de que las autoridades
sanitarias no dieran entonces la voz de alarma y los medios también
extrañamente lo pasaron por alto. En tercer lugar, el acusado
contraste de tan alto número de muertos ese año con la abrumadora
información en todas las televisiones, de la mañana a la noche, sobre la
invasión del virus desde el primer momento de la comparecencia del presidente
de gobierno español en la televisión. Lo que a su vez hubo de desencadenar una
alarma letal, pues a la primera tos o el primer estornudo, la saturación de
toda clase de Centros de Salud, sin recursos suficientes, por los fabulosos
recortes
años atrás en Sanidad, estaba servida,
En
todo caso, las afirmaciones categóricas, sea acerca de lo que sea, son propias
de edades tempranas, aunque también pueden llegar a la vejez con mente roma.
Pues la vejez no sólo es la época propicia para la duda, es que en la vejez
nadie sensato se atreve a sentar catédra. Al menos en materias no científicas.
Y aún los grandes científicos de experiencia han dudado
siempre y dudan. Por ejemplo, el propio Einstein que había superado los
setenta, le dijo un día a un compañero de paseo: “¿será real la luna cuando
dejemos
de mirarla? (en alusión al principio de superposición de la mecánica cuántica
entonces en sus inicios)”. Y en otra ocasión: “dos y dos son cuatro hasta nueva
orden”. El mismo Stephan Hawking, fallecido en 2018, empezó negando la
generación espontánea para, no mucho antes de morir, pronunciarse a favor de
la generación
espontánea…
Pues
bien, comparándome con el Einstein de la vejez sobre lo que viene sucediendo,
no lo tengo nada claro, del mismo modo que él cuando dudaba de la existencia
de la luna si dejaba de mirarla y el otro se desdijo. Porque lo que llamamos
“la verdad” es siempre muy compleja. Por su complejidad se distingue de la mentira,
la cual con media docena de palabras se despacha. Lo que pasa es que a
diferencia del buen detective que tenazmente va detrás del autor de un crimen,
abre una cortina y la cierra, abre otra cortina y la cierra, y de ese modo y a
medida que sopesa el posible móvil va descartando sospechosos y progresa hasta
dar con el criminal, yo sigo permaneciendo en estado de sospecha, indagando, barajando
datos de aquí y de allá. A veces me parece estar lejos de descubrir al
criminal, más bien “los” criminales puestos de acuerdo. Y otras veces me
parece que les estoy cercando. Seguiré investigando y reflexionando, pues si
hay algo que ahora nos sobre es tiempo. (Por cierto, que el tiempo súbitamente
ha dejado de ser oro, un dicho made in usa que siempre me pareció funesto; la
situación que vivimos acaba de desmontar también este mito).
Yo seguiré,
pues,
investigando
y reflexionando, pero la aprehensión de los probables y presuntos
canallas
corresponde
a agentes internacionales, y su procesamiento, a las altas instancias de todas
las naciones…
En cualquier caso, todo lo que está sucediendo tiene
la pinta de ser una trama, una confabulación contra la sociedad de los eternos
perdedores. Empezando por el virus esparcido por todas las naciones con el
propósito de diezmar la población, siguiendo su acción homicida en diferentes
épocas de cada año, y terminando en los confinamientos prolongados por etapas
de la actualidad para, entre tanto, hacer los preparativos del nuevo orden
mundial. Y esos preparativos incluyen la instalación de las antenas 5G cuya
acción radiactiva (parece ser) acentuará diez o cien veces más el riesgo del
cáncer y de las enfermedades respiratorias. Pero “ellos” a lo suyo: todo sea
por el rodillo de un progreso
infernal, miserable e implacable, aun a costa de la vida. Se ve palpablemente
que en la truculenta idea no importan ya las consecuencias, pues todo está sucediendo
al fin y al cabo en un planeta moribundo...
DdA, XVI/4471
1 comentario:
¿Muertos en España en 2019? Según el gobierno ¡ninguno! a ninguno se le ha realizado una amplificación de un fragmento de ADN o ARN del virus que lo atacaba a partir de una muestra biológica. ¡Nadie ha muerto de gripe! Los diagnçosticos no deben hacerlos los médicos, los diagnósticos los decide el Pedro Sánchez de turno que para eso es "doctor" en lo que sea que decida el Iván Redondo de turno.
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