Recientemente, bajo el titular Ni
héroes ni villanos: solo médicos, firmaba el doctor Fernández Guerrero un
interesante artículo en eldiario.es, en el que recordaba que la medicina es
ciencia y es arte u oficio, y que los médicos eran “peritos de curar”,
formados sobre bases científicas, buen criterio, intuición y disposición de
ánimo abierto a comprender y aliviar la ansiedad y los males físicos de los
pacientes, cuidando su dignidad como personas.
Respecto a la epidemia de la
COVID-19, el doctor sostenía que nuestros médicos no serán héroes ni por haber
ganado ni por haber perdido, pues no se trata de eso. Su heroicidad, si es alguna, consiste y consistirá
siempre en no abandonar nunca al enfermo.
El artículo en cuestión despertó
no menos interesantes comentarios, entre los que destaco uno que denota el
grado de incidencia que los recortes presupuestarios han tenido en la sanidad pública
en los últimos años. Al doctor Fernández Garrido se le olvida decir, apunta un
lector, que entre los abnegados profesionales sanitarios más de un 30 por
ciento es eventual, con todo tipo de contratos basura (horas, días, guardias),
y que los profesionales contratados urgentemente para cubrir los puestos de los
30.000 contagiados y las gravísimas deficiencias del sistema, ya está siendo
despedidos…llegándose a dar el caso de despedir a algún profesional al
contagiarse.
Otro comentarista, profesional de
la medicina, señala que se confunde vocación con explotación y que el deber con
el paciente no implica que tengas que trabajar 48 horas sin descanso, ni con
consultas abarrotadas que apenas permiten atender como es debido a los
pacientes, ni con contratos precarios y salarios de risa comparados con el resto
de países de la Unión Europea.
España dispone de 3,9 médicos por 1.000 habitantes, muy por debajo de Grecia (6,3), Austria (5,1) 0 Lituania (4,6). El ratio de profesionales de Enfermería está en 5,7 por 1,000 habitantes, cuando la media europea está en 8,4. El gasto sanitario en nuestro país se encuentra en un 8,9 del PIB, lejos de Francia (11,3), Alemania (11,2) y Suecia (11).
Hoy es noticia en Cataluña que
los sindicatos y colegios de médicos exigen al Govern que retribuya la
sobrecarga de trabajo y las horas extras que están llevando a cabo los
profesionales con motivo de la epidemia, tal como se hizo en Francia y Bélgica,
naciones en las que la sanidad pública está mejor remunerada. Se resalta que,
además de la demoledora sobrecarga física y mental, esos profesionales han
soportado y soportan riesgos y efectos ciertos sobre su salud, compartidos con
el resto del personal sanitario.
Bien están los aplausos en los
balcones, pero mucho mejor estaría discernir la orientación de nuestro voto
cada vez que tenemos la oportunidad de ponerlo a favor de una sanidad pública
en la que no se den las carencias fundamentales que se han dado durante estos
meses, con el mayor número de profesionales contagiados por el virus y unas
condiciones laborales en muchos de ellos insostenibles
Más que reiteradas apologías a su
heroicidad por parte del Gobierno, lo que el Gobierno debería propiciar es que todo el personal de la sanidad pública española se acercara, al menos, a la ratio europeo y al régimen laboral y nivel remunerativo que se le da a su profesión en los países de nuestro entorno. En esto consiste sobre todo, y no solo en esos aplausos dignos de agradecer, el verdadero y sincero reconocimiento a la dignidad y extrema necesidad de su trabajo, como ahora nos está demostrando de manera tan loable.
MÁS EMPLEO PÚBLICO
DdA, XVI/4471
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