Álvaro Noguera
Se tilda de conspiradores a quienes, sin abrazar ninguna teoría concreta, estamos abiertos a todas menos a la oficial, precisamente por su conocida falta de escrúpulo, por habernos engañado tantas veces, y por vivir los que no estamos dormidos en permanente incertidumbre acerca de ellos y de sus propósitos.
Jaime Richart
Los 26 más ricos tienen la mitad de la
riqueza del mundo. El uno por cierto de la Humanidad controla al restante 99
por ciento. Mil personas en todo el planeta son suficientes para meter en cintura
al resto entre retazos de una cierta libertad sin que nadie se dé cuenta. Por
consiguiente, a nadie debe extrañar esta clase de elucubraciones y mucho más en las actuales circunstancias...
Bien, por eso todas las sospechas gravitan
en torno a distintos posibles culpables y distinto grado de
culpabilidad en el trágico asunto del dichoso virus que ahora asola al mundo:
Christine Lagarde, Taro Taso, Bill Gates, Soros, Rockefeller, Rostchild, Foro
de Davs, Industria Farmacéutica,
la propia OMS, el Club Bilderberg, los Iluminati, la Francmasonería... Y
también en torno a distintas teorías: manipulación del virus en un
laboratorio de Wuhan entre estadounidenses y chinos; guerra silenciosa
bacteriológica entre chinos y estadounidenses; un acuerdo entre chinos y
estadounidenses; virus que, por ser mutante, hace inútil preservarse de él
mediante vacuna, pues en la siguiente fase no será el mismo sino una de sus
variantes; la teoría de que no estamos ante un virus, si no ante un exosoma
generado por la contaminación electromagnética del 5G. Y asociada a ésta, la
teoría de los chemtrails a la que la propia Wikipedia contesta oponiendo
simplemente a la misma informes vagos de la comunidad
científica, de la EPA, de la FAA, de la NASA, de la NOAA, de la USAF, de la
CIA… que no explican de manera convincente el origen de las quimioestelas, su
larga permanencia en la atmósfera y su propósito. O, en fin, la teoría de la
decisión entre el Club Bilderberg y varios de los citados, de crear un nuevo
orden mundial, para lo que sería imprescindible un prolongado confinamiento
de la población que dé tiempo a perfilar profundos cambios...
Hoy, por ejemplo, me encuentro con una
proposición “lógica” de un
cibernauta al que no conozco personalmente, que me da la impresión de que se aproxima mucho a lo que pueda ser la realidad
que se nos irá desvelando de ahora en adelante. Dice así:
“Todos los chinos recibieron vacunas obligatorias el otoño
pasado. La vacuna contenía ARN digitalizado (controlable) replicante que se
activó mediante ondas 5G de
60Ghz mm que se activaron en Wuhan (así como en todos los demás países que usan 60Ghz 5G) con el "polvo
inteligente" que todos en el mundo han estado inhalando
a través de chemtrails. Es por eso que cuando
dicen que alguien está "curado", el "virus"
puede ser reactivado "digitalmente" en cualquier momento y la
persona puede caer literalmente muerta. El barco de cruceros Diamond Princess
estaba específicamente equipado con 60Ghz 5G. Es básicamente
un asesinato re-moto. En varios países las personas
actualmente están respirando este polvo "inteligente" a través de estelas químicas. Piénselo de esta manera... agregue la combinación de vacunas, chemtrails (polvo inteligente) y 5G y su cuerpo se digitalizará internamente y podrá controlarse de forma remota. Las funciones del órgano de
una persona se pueden detener de forma remota si se considera que no cumple con
las normas. Wuhan fue una prueba de funcionamiento
para ID2020. La élite llama a esta onda 60Ghz mm 5G la onda
"V" (Virus) para burlarse de nosotros. Necesitamos rechazar el gran
problema del intento de "vacuna obligatoria" porque nuestras vidas dependen de ello.”
No sé por qué hay que descartar la relación
entre chaimtrails y esta variedad de neumonía que trae de cabeza al mundo.
Hace muchos años que esas estelas vienen suscitando sospechas a quienes
les prestábamos atención. Y si nos las infundían era precisamente porque,
siendo un raro fenómeno, ningún gobierno ni las entidades enumeradas han dado
nunca respuesta ni explicación algunas que no fuesen banales. Pero también
porque ningún periodista de relumbrón se ha interrogado acerca de las
mismas, ni ha investigado. Así, ignorando la ciudadanía la causa y la naturaleza
de esas estelas, ahora la explicación del origen de este virus, unas
veces se dice que de un murciélago y otras de una especie de armadillo, y se
sitúa en la provincia china de Wuhan, Ahí se acaba cualquier duda. Así se ignora,
siquiera como hipótesis, toda posible relación efecto-causa entre dichas
estelas y el estado caótico en que ahora se encuentra el
mundo. Y ello pese a saber el mundo que el poder del mundo carece de todo
escrúpulo. Tozudamente, aferrado el “poder”
difuso, el poder en abstracto pero real, de todas partes, en realidad los poderes ligados por masas de dinero, a la
afirmación de ese origen del virus, se dan por conclusas las sospechas y se
tilda de conspiradores a quienes, sin abrazar ninguna teoría concreta, estamos
abiertos a todas menos a la oficial, precisamente por su conocida falta de
escrúpulo, por habernos engañado tantas veces, y por vivir los que no estamos
dormidos en permanente incertidumbre acerca de ellos y de sus propósitos.
No se molesten en replicarme los ortodoxos,
los creyentes, los ingenuos, los muy listos o los estúpidos sobre
este asunto, aunque si unos lo ignoran, otros saben bien de qué va esto. Si a
los expertos que asesoran a los gobiernos les preguntásemos directamente, unos
responderían que ellos se limitan a opinar clínicamente sobre la acción del
virus, y otros, que si dieran las explicaciones de lo que saben, generarían
una tremenda alarma social. Como si desde el principio no la hubieran
provocado. Pues es imposible causar más alarma que la generada desde el primer
momento tanto en las comparecencias institucionales como en la de los "expertos"
en los medios de difusión, desde que el estado de alarma dio el toque de
queda; causando a su vez el pánico en la población, una considerable merma de sus defensas naturales que ha favorecido tan
alta tasa de contagios, por un lado, y la estampida inicial, por otro, hacia
los Centros de Salud ante la primera tos o el primer estornudo, saturándolos...
Todas estas elucubraciones tratando de averiguar
qué hay detrás de todo esto que ha enmudecido al mundo, no responden al deseo
de conspirar, ni a la frívola intención de embrollar la realidad, ni al simple
entretenimiento. Ni mucho menos. Ni siquiera es el deseo de entender lo que no
podemos entender a través del relato de lo que nos llega desde los gobiernos y
los medios. Lo que, además de todo lo dicho, me/nos irrita es que nos traten,
traten a la ciudadanía como irresponsable. Lo que nos interesa es confiar
precisamente en el poder, saber a qué atenernos y
precavernos por nosotros mismos del virus sin tutelas ni policías. Lo que
habremos de afrontar luego, el desplome de la economía mundial y por supuesto
de la española, es lo suficientemente grave como para necesitar entereza y no más miedo todavía. Pues lo que está sucediendo
(incluida una más que probable abominación) es en buena medida por no haber dado el sistema su brazo
a torcer. Por no estar los gobiernos de occidente dispuestos a construir un
sistema nuevo desde los cimientos; un sistema de convivencia que proscriba la
libertad de mercado, causa de la mayor parte de los males postreros de este
mundo, y en este momento la segunda después de la presente calamidad planetaria..
DdA, XVI/4478
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