Félix Población
Se ha dicho que nuestro país no ha vivido una circunstancia tan alarmante para la salud pública desde la guerra de 1936. Las consecuencias de lo que aquello trajo consigo las supieron los miles de ancianos y ancianas que han perdido la vida con esta pandemia. Por eso, si a alguno de ellos le hubiéramos preguntado por el recorte de prensa que ilustra este comentario y que mi estimada María Torres ha tenido la amabilidad de difundir, lo habría certificado en su memoria.
Cuando en los frentes de combate de un conflicto bélico -por deplorable que sea entre ciudadanos de un mismo país-, se pretende la victoria, la estrategia del bulo es una de las modalidades más utilizadas para sembrar ideas y sentimientos en la opinión pública que perjudiquen al enemigo.
La noticia a la que aludo data del 5 de agosto de 1936, cuando no había pasado todavía un mes desde el inicio de la guerra y el Ministerio de la Gobernación de la segunda República anunciaba que los propaladores de noticias falsas "deben ser entregados a los agentes de la autoridad", pues -según la nota oficial- son "conducentes a disminuir la moral de los que combaten por la causa de la República y llevar la zozobra a sus familiares, especialmente a los que trabajan".
Desde que la pandemia del coronavirus mata en España a cientos de enfermos cada día, sin que la lucha de nuestra sanidad pública tenga nada que ver con una guerra -por más que se insista en la terminología bélica-, no pocos españoles pensábamos que en tales circunstancias serían mínimas las incidencias del bulo sobre un asunto tan vital y que también lo serían los políticos que lo utilizaran como argumento.
Pero no está siendo así. Si algunos medios y no pocos políticos de la oposición nos tenían acostumbrados a la mediocridad, la falacia y la insidida durante los periodos normales de legislatura, ese mismo estilo está teniendo ahora una predominancia excesiva, como si en lugar de buscar una unidad de acción entre todos contra el virus, el objetivo fuera sobre todo la derrota del adversario político.
No puede haber cainismo más desalmado en nuestros días, porque remeda el que se dio en los tiempos de guerra en que la sombra de Caín a la que se refería don Antonio Machado asolaba de muerte los campos de España.
PS. Sánchez logra in extremis una cita virtual con Casado con las espadas en alto, leo también en La Vanguardia.
PS. Sánchez logra in extremis una cita virtual con Casado con las espadas en alto, leo también en La Vanguardia.
SOCIÓPATAS
1 comentario:
Distintos momentos, pero las mismas estrategias y falsedades de los fascistas
¿A Casado, Abascal se lo dejaron apuntado o se lo explicaban en casa de pequeños?
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