domingo, 19 de abril de 2020

ESTADO DE ALARMA CONTRA EL BULO COMO PESTE


Pablo Álvarez 

Si toda tu vida hubieras vivido en otro planeta y aterrizaras en España en plena pandemia mundial, descubrirías que el virus fue creado por el gobierno, el 8 de marzo, en una manifestación feminista, con el objetivo de que un tipo de coleta pudiera instaurar una dictadura social-comunista-bolivariana-independentista y controlar el CNI.
Te enterarías de que el gobierno habría sembrado de ataúdes la Gran Vía y que tendría miles de cadáveres acumulados en los hospitales.
Sabrías también que esos hospitales se vieron colapsados por la dejadez de un presidente cuya única afición conocida era la de asesinar a ancianos y ancianas.
Te indignarías al saber que, mientras la ciudadanía agonizaba por la falta de medios, las ministras y ministros se entretenían, en aquelarres de rojos, quemando mascarillas, guantes y tests de detección.
Fliparías al conocer que todas las UVI móviles del país estarían haciendo guardia en la casa del tipo de coleta y que una tal Manuela Carmena hacía acopio de respiradores para enviarlos a Francia.
Alucinarías al enterarte por el mensaje de un honorable señor de Albacete, enviado por WhatsApp, de que el gobierno era capaz de controlar y censurar las publicaciones de Facebook, Twitter, Tik Tok, Tinder y... ¡¡¡Coño!!!, WhatsApp.
No saldrías de tu asombro al ver a las y los licenciados de "la Huniversidad de la Bida" sentando Katedra en medicina y economía, rebatiendo, porque es su opinión, a médicas, epidemiólogos y economistas
Quedarías a cuadros al ver como las únicas medidas validas para controlar la pandemia no eran propuestas por la comunidad científica, sino por toreros, youtubers, futbolistas, cantantes de copla, reinas del periodismo mañanero y presentadores de late shows. Y te emocionarías al ver que esas medidas pasarían por llevar luto, poner lazos negros y colocar banderas a media asta.
Abrirías los ojos como platos al comprobar que, para alguna y alguno, ser solidario es aplaudir desde la ventana a quien trabaja arriesgando su salud, para, nada más cerrarla, invitarle a que se aleje por apestado.
Llorarías de emoción al darte cuenta que la defensa de la sanidad pública no pasa por acompañar y solidarizarse con las y los trabajadores cuando reivindican sus derechos y se manifiestan contra los recortes, sino por aplaudir las donaciones de un defraudador fiscal.
Comprobarías que la genética protege e inmuniza contra los virus y las leyes a reyes, reinas, ex presidentes y obispos.
Todo esto que te he contado podría ocurrirte si vinieras de otro planeta, si no tuvieras acceso a toda la información y no pudieras contrastar su veracidad. Si fuera así, te entendería, pero no lo es. La crítica no solo es legítima, también es necesaria, pero difundir bulos y darle cuerda a fascistas, tiranos y explotadores, dejándote llevar por el odio y el sectarismo, te convierte en basura. Eso es lo que eres.

DdA, XVI/4470

1 comentario:

María E. dijo...

Si hubiera vivido en otro planeta procuraría no informarme a través de las redes sociales, pero comprobaría que el presidente es un tipo que firmó una tesis doctoral que otros escribieron; que obvió informes científicos para justificar su manifestación, que tiene más muertos por habitante que ningún otro país del mundo, que los médicos de este país se contagian más que los de ningún otro país del mundo por falta de equipos de protección, que asciende a un militar, lo coloca al frente del cuerpo militar más prestigioso del país para perseguir a quienes lo critican, que utiliza un estado de alarma constitucional para excederlo y privar ilegalmente de derechos fundamentales a los ciudadanos, que decretó en 5 minutos luto nacional por la muerte de un tipo de su partido (Rubalcaba) y se niega a hacerlo por más de 20.000 conciudadanos muertos, que se ha aliado con quien trata de romper la unidad de su país y los que defienden a dictaduras venezolanas y a etarras que tantos ciudadanos han asesinado, que nombra para instituciones que deberían ser imparciales a una ministra de su gobierno, que oculta contratos públicos, se niega a responder preguntas de la prensa, anula el Portal de Transparencia, vería las agresivas declaraciones de su portavoz contra otros partidos políticos a quienes recuerda "Su obligación" de aceptar lo que él decida...y entonces pensaría que los ciudadanos en sus redes sociales, o no se han enterado de la mitad de lo que ocurre o son demasiado complacientes con su gobierno.
No comprobaría que la genética de la casta protege sobre los virus, pero si que a las familias de los poderosos se les atiende más y mejor que a los médicos o guardias civiles que mueren en su casa esperando una ayuda que nunca llega. Los ciudadanos podemos odiar el totalitarismo de los aprovechados que viajan en aviones privados tomando caviar iraní y vinos excesivos en copas talladas, podemos odiar la mentira de los totalitarios, el abuso de los que utilizan el estado a su favor, podemos y odiamos. No se puede aceptar el odio de Sánchez o de Adriana Lastra porque se traducen en hechos, el odio que siente el machacado contra el dictador no se traduce en hechos y lo ampara la libertad de pensamiento y de expresión.

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