lunes, 23 de marzo de 2020

LOS MOSCONES DE MIERDA QUE CAGAN LAS REDES


Lazarillo

Comparto todas y cada una de las palabras de este breve texto del excelente escritor asturiano Fulgencio Argüelles. El país está soportando la que sin duda es la más grave crisis desde nuestra infausta Guerra Incivil. Nunca, desde entonces, España se encontraba en una situación de tal gravedad para la salud de sus ciudadanos -especialmente aquellos que soportaron las desgracias de aquel conflicto y la ulterior posguerra- como la que vivimos estas semanas. Por eso no puedo admitir más frivolidades, críticas fatuas y/o insidiosas, bulomanías y demás plurales indecencias como las que se están dando en las llamadas redes sociales. Esas moscas o moscones de mierda y su vomitiva mensajería, ya sea como promotores o mediadores en la difusión de la misma, deben tener como destino las cloacas, a fin de que  sus heces dejen de enlodar estas herramientas de comunicación que tanta utilidad solidaria y cívica deben tener en las actuales circunstancias. Dice Argüelles:

La imagen puede contener: flor y naturaleza


"Lo siento. No puedo más. El revoloteo de los enjambres de las moscas cojoneras me está produciendo un nivel de ansiedad muy superior al que me provoca este necesario e inevitable encierro. Rebuscan desesperadamente en la mierda y esparcen con obscena generosidad la animadversión y el odio. No escatiman recursos: insultos fáciles, acusaciones personales, mentiras bien contrastadas, mucha mezquindad y, sobre todo, mala voluntad. He decidido, para reducir mi nivel de ansiedad hasta lo razonable y evitar que me sigan ensuciando el ánimo, eliminar a estas moscas cojoneras de mis listas de contactos. No soporto más su asqueroso vuelo. Una cosa es el análisis riguroso, la crítica argumentada, la exposición de alternativas razonadas o la libertad de opinión desde el respeto y la buena voluntad y otra, muy distinta, la propagación gratuita y casposa de la inquina, la insidia y el rechazo demente de todo cuanto procede de ese otro al que odio. Uno es la búsqueda de la sana convivencia y de la verdad desde diferentes puntos de vista y otra, muy diferente, la sucia diarrea verbal y mental. Ya no tengo edad para perder ni un minuto más en la tarea de espantar a estas moscas cojoneras. Prescindo de ellas. Me alejo de ellas. Tanto de quienes remueven la mierda como de quienes comparten alegremente la mierda removida. Hasta aquí he llegado. Lo siento, ¡Mucha salud y mucho ánimo a mis amigos de buena voluntad!".

DdA, XVI/4443

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