Félix Población
Estamos viviendo una
situación de emergencia sanitaria. Las dos semanas en estado de alerta que ha
decretado el Gobierno obedecen a un
criterio elemental que consiste en retrasar en lo posible el pico de la epidemia a fin de
preparar el sistema sanitario ante una coyuntura inédita por su gravedad,
máxime cuando nuestra sanidad pública no ha dejado de sufrir recortes en los
últimos años.
Esto deberían entenderlo Torra y Urcullu, los
presidentes de Cataluña y Euskadi. Ninguno de los dos parece haber aceptado con
la diligencia y sensatez que son del caso que el Gobierno central tome el
control sobre sus competencias autonómicas, según estipula el decreto por el
que se declara el estado de alerta.
El portavoz del gobierno vasco ha llegado
incluso a comparar este punto concreto del decreto con el artículo 155, si bien
otras fuentes han rechazado pronunciarse al respecto hasta en tanto no lean el
contenido de lo redactado por el consejo de ministros celebrado ayer con carácter extraordinario. Sí se ha
sabido que la administración del País Vasco no consideraba necesario de momento
el confinamiento de la población.
Desconozco si para valorar esto último
cuentan en Vitoria con asesores científicos y médicos tan reputados al menos como los que asesoran
al Gobierno central, o si se permiten disentir por disentir cuando esto en nada ayuda, tal como hacen por hacer oposición Casado -reprochando al presidente Sánchez que "se escude en la ciencia"- y algún que otro portador de "anticuerpos españoles" en lucha contra los "virus chinos".
Me parece que no
estamos para gaitas de esos trinos y que lo que ha ocurrido y ocurre en Italia
debería ser tomado en la consideración que merece por parte de todos los gobiernos autonómicos de España. Lo de Erkoreka con el 155 apesta a menudencia de nacionalista necio cuando está en juego la
salud pública de todo un país, que también incluye al suyo.
DdA, XV/4435
No hay comentarios:
Publicar un comentario