El gobierno de la derecha retrógrada en el Ayuntamiento de Madrid eliminó en el Cementerio del Este los nombres de 2.937 republicanos fusilados por la dictadura que la Comisión Europea condenó hace años.
Vivimos en el seno de la Unión Europea, pero la capital del Estado trata de borrar la memoria de los demócratas que se enfrentaron a las tropas golpistas apoyadas por el nazi-fascismo que dieron la victoria a Franco. No contentos con ese memoricidio, el gobierno municipal de la derecha retrógrada ha eliminado también las tres placas que en ese lugar homenajeaban a las víctimas de la atroz represión franquista, perpetrada una vez terminada la guerra, entre 1939 y 1945, mientras muchos compañeros y compatriotas de esas víctimas combatían en Europa al nazi-fascismo hasta derrotarlo.
En una de esas placas había unos versos de Miguel Hernández, el poeta que murió enfermo en una cárcel de la dictadura. Pertenecen al poema Para la libertad. El texto ilustraba la obra creada por Fernando Sánchez Castillo, en el que unos robles, fielmente reproducidos en bronce, yacen o yacían con las raíces arrancadas en el centro del memorial.
Quiero recordar aquí el poema por entero, a fin de evidenciar la ignominia que supone tratar de erradicar esa memoria, comprometida con los nombres que una vez más se pretende condenar al olvido, como así ha sido durante décadas:
Vivimos en el seno de la Unión Europea, pero la capital del Estado trata de borrar la memoria de los demócratas que se enfrentaron a las tropas golpistas apoyadas por el nazi-fascismo que dieron la victoria a Franco. No contentos con ese memoricidio, el gobierno municipal de la derecha retrógrada ha eliminado también las tres placas que en ese lugar homenajeaban a las víctimas de la atroz represión franquista, perpetrada una vez terminada la guerra, entre 1939 y 1945, mientras muchos compañeros y compatriotas de esas víctimas combatían en Europa al nazi-fascismo hasta derrotarlo.
En una de esas placas había unos versos de Miguel Hernández, el poeta que murió enfermo en una cárcel de la dictadura. Pertenecen al poema Para la libertad. El texto ilustraba la obra creada por Fernando Sánchez Castillo, en el que unos robles, fielmente reproducidos en bronce, yacen o yacían con las raíces arrancadas en el centro del memorial.
Quiero recordar aquí el poema por entero, a fin de evidenciar la ignominia que supone tratar de erradicar esa memoria, comprometida con los nombres que una vez más se pretende condenar al olvido, como así ha sido durante décadas:
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol
carnal, generoso y cautivo,
doy a los
cirujanos.
Para la
libertad siento más corazones
que arenas en
mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los
hospitales, y entro en los algodones
como en las
azucenas.
Para la
libertad me desprendo a balazos
de los que han
revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo
a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de
todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos
piedras de futura mirada,
y hará que
nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne
talada.
Retoñarán
aladas de savia sin otoño
reliquias de mi
cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como
el árbol talado, que retoño:
porque aún
tengo la vida.
Para la libertad
me desprendo a balazos
de los que han
revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo
a golpes de mis pies, de mis brazos,
de
mi casa, de todo.
DdA, XVI/4410
No hay comentarios:
Publicar un comentario