sábado, 29 de febrero de 2020

ALBERTO GARZÓN: EL JUEGO ES "DROGA SIN SUSTANCIA" EQUIPARABLE A LA HEROÍNA

Lazarillo

Muy interesante el artículo que publica hoy en Cuarto Poder de mi estimado colega y amigo de mocedad Luis Díez y que tiene por asunto el que su autor califica de decreto mínimo sobre la regulación de la publicidad del juego online. Para darnos cuenta de la magnitud de los problemas que la alarmante y vergonzosa proliferación de las casas de apuestas puede tener en nuestro país, sobre todo en los barrios más modestos de nuestras ciudades, es recomendable leer el libro que el periodista leonés ha firmado con Daniel Díez Carpintero. En ¡Jugad, jugad malditos! La epidemia del juego en España. Ludópatas y capos del azar (Ed. Akal) se tiene una exhaustiva y copiosa documentación que suponemos esté al alcance del ministro Garzón y sus colaboradores para reconsiderar que su gestión al respecto hasta ahora es más que insuficiente.  Señala Luis Díez en su artículo que los operadores no tendrán restricciones publicitarias hasta la próxima temporada, que la normativa publicitaria es mínima y mantiene los patrocinios y promociones y que el ministro de Consumo ha caído en picado antes sus propios electores:


Luis Díez

El tabaco te llena los pulmones de mierda, pero el ministro Alberto Garzón Espinosa duda de que las apuestas deportivas y los juegos de azar te estercolen el cerebro. Y por eso ha producido un decreto mínimo sobre la regulación de la publicidad del juego online. El contenido puede leerse en la web de la Dirección General de Ordenación del Juego. Inicialmente, el Ministerio de Consumo colgó el texto en su web para que los ciudadanos enviaran sugerencias y alegaciones hasta el 16 de marzo. Todo un detalle por su parte.
La importancia económica de las ciberapuestas y juegos online es creciente. Los canales virtuales superaron en 2017 la facturación del juego presencial (Casinos, bingos, tragaperras, salones de juegos de azar, despachos de loterías, quinielas y venta ambulante de cupones). Del volumen global de 30.000 millones de euros anuales que, según las previsiones oficiales, los españoles jugaremos este año, más de 18.000 millones circularán por las redes digitales, a las que se han apuntado la mayoría de las empresas de un sector que representa el 2,7% del PIB, tanto como la agricultura.

El crecimiento del juego online, sobre todo de las apuestas deportivas, merece el calificativo de espectacular en la última década; ni siquiera en los peores años de la crisis dejó de medrar un 20% anual. Las ciberapuestas son también la base de la atracción de cientos de miles de jóvenes (y no tan jóvenes) a los más de 4.000 salones (pequeños casinos electrónicos) que infectan la geografía urbana española, especialmente los barrios obreros y de menor renta.
Este crecimiento de la oferta de “droga sin sustancia”, cuya adicción y dependencia ha sido equiparada con la heroína y la metanfetamina por la Asociación Americana de Psiquiatría, habría sido imposible sin el bombardeo publicitario incitando al juego. Ya cuando se elaboró la ley de 2011 que, con seis años de retraso, vino a regular las apuestas y juegos de azar por Internet, el representante de Betfair, Sacha Michaud, advirtió a los legisladores que no restringiesen la publicidad, pues era (y sigue siendo) la base de su negocio extractivo. Este Michaud pasaría después a fundar Glovo, otro negocio extractivo, prevaliéndose de la crisis y la falta de empleo de cientos de miles de jóvenes (los riders).
DdA, XVI/4421

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