jueves, 16 de enero de 2020

SIN PRESIÓN NO HAY AGUA: POR EL MÁS VITAL DE LOS DERECHOS



Félix Población

El 28 de julio de 2010, a través de la Resolución 64/292, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explícitamente el derecho humano al agua y al saneamiento, reafirmando que un agua potable limpia y el saneamiento son esenciales para la realización de todos los derechos humanos. La Resolución exhorta a los Estados y organizaciones internacionales a proporcionar recursos financieros, a propiciar la capacitación y la transferencia de tecnología para ayudar a los países, en particular a los países en vías de desarrollo, a proporcionar un suministro de agua potable y saneamiento saludable, limpio, accesible y asequible para todos. 

Hace unos días, la diputada Lourdes Méndez, que lo es por la extrema derecha, suscribió en twitter que es imposible defender el trasvase Tajo Segura como piden los regantes de la cuenca del Segura “porque el presidente López Miras impulsó un Estatuto de Autonomía que reconoce el derecho humano al agua”. Según Méndez, es el mismo argumento que ahora se quiere usar por Pablo Iglesias y Pedro Sánchez para acabar con los bancos de intercambio de agua entre usuarios y cuencas. Doña Lourdes lamenta que el acceso al agua sea reconocido como un derecho de todo ser humano, sin aclarar de quién debería ser derecho el acceso al agua en el planeta tierra, que lo es de todos los seres vivos que la habitan. 

Hoy acabo de leer que en Chile la Fundación Newenko ha lanzado un corto bajo el lúcido título “Sin presión no hay agua” en el que actores y músicos chilenos instan a que la nueva Constitución garantice el derecho al agua para toda la población. “Desde nuestra fundación proponemos -se dice- que el estatuto jurídico del agua, y la noción de derecho humano al agua, deben encontrar amparo constitucional expreso y prioritario, y que dicha protección derive en un desarrollo legislativo en función del interés general de la sociedad, concepto que, desde la dictación de la Constitución de 1980 y el Código de Aguas de 1981, se ha reconfigurado en su urgencia y entidad”. 

De esa forma, desde la organización indicaron que, a través de esta pieza audiovisual, esperan motivar a que cada vez sean más quienes contribuyan al establecimiento de una gestión del agua equitativa y socialmente justa, entendiendo que el vital elemento debe administrarse para satisfacer el interés general de la sociedad.

Si ya es difícil vivir sin dignidad, hagan el esfuerzo de vivir sin agua.Hagamos presión para que el agua sea lo que es: un derecho vital, el más vital de los derechos. Dice Gabriela Mistral:

Hay países que yo recuerdo
como recuerdo mis infancias.
Son países de mar o río,
de pastales, de vegas y aguas.
Aldea mía sobre el Ródano,
rendida en río y en cigarras;
Antilla en palmas verdi-negras
que a medio mar está y me llama;
¡roca lígure de Portofino,
mar italiana, mar italiana!

Me han traído a país sin río,
tierras-Agar, tierras sin agua;
Saras blancas y Saras rojas,
donde pecaron otras razas,
de pecado rojo de atridas
que cuentan gredas tajeadas;
que no nacieron como un niño
con unas carnazones grasas,
cuando las oigo, sin un silbo,
cuando las cruzo, sin mirada.

Quiero volver a tierras niñas;
llévenme a un blando país de aguas.
En grandes pastos envejezca
y haga al río fábula y fábula.
Tenga una fuente por mi madre
y en la siesta salga a buscarla,
y en jarras baje de una peña
un agua dulce, aguda y áspera.

Me venza y pare los alientos
el agua acérrima y helada.
¡Rompa mi vaso y al beberla
me vuelva niñas las entrañas!

                      DdA, XVI/4380               

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