jueves, 2 de enero de 2020

¿POR QUÉ LOS PRIMERO DE AÑO SON TAN SUCIOS?


Lazarillo

Las plazas mayores de las ciudades de España se llenan cada año de gentes animosas y festivas que quieren celebrar multitudinariamente la llegada del nuevo año. Nada hay en ello de reprochable, pues  una fecha tan señalada en el calendario goza de todas las atribuciones para que el personal se divierta, lo pase estupendamente y comparta su júbilo con familiares, amigos o conocidos. Lo que nunca entenderá este Lazarillo es por qué esa diversión ha de estar reñida con la limpieza y el resultado de tan conjunta alegría sea a la postre, año tras año, el que presenta en este caso la Plaza Mayor de Gijón, según se puede apreciar en la fotografía: cinco toneladas de basura, en muchos casos esparcida por la propia plaza y las calles del entorno, sin que al gasto extra que esto ocasiona a las arcas municiaples reperucuta en los establecimientos hosteleros más beneficiados por la celebración, que sí hacen caja cada año con la misma. Si es en verdad poco ejemplarizante que una ciudad, junto a otras cientos, amanezca cada primero de año sembrada de desechos, más lo es que esto se produzca en un planeta cuya vida depende de la sensibilidad e inteligencia humana para aplicar un máximo de rigor en este sentido y en la escala propia de la ciudad que habitamos. Sobre todo cuando hasta la cabeza de los gobiernos regionales están llegando tarugas de la simpleza de Gómez Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, a la que sólo cabe invitar a una sesión natatoria en el Mar Menor de la Comunidad de Murcia -gobernada por su partido-, a ver si su necedad tiene enmienda entre miles de peces muertos.

                   DdA, XVI/4368                  

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