jueves, 2 de enero de 2020

LA IDIOCRACIA MATA


Ana Cuevas

Idiocracia es una película del 2006 que plantea la posibilidad de que estemos en los albores de algo que podíamos denominar una "apocalipsis idiota". En ningún momento me parece ciencia ficción. Las evidencias están ahí. Metiéndonos el dedo en nuestros malogrados cerebros parra buscar alguna neurona que aún respire. Ardua labor. Es evidente que estamos inmersos en un proceso involutivo que solo puede acabar en la autodestrucción.
En Idiocracia se empieza exponiendo que la evolución no premia la inteligencia. Y si tenemos en cuenta que el número de seres inteligentes es manifiestamente inferior al de seres poco inteligentes, el resultado es obvio. Ganan los estúpidos.
Idiocracia nos muestra una sociedad que desprecia la historia y la cultura y cuyas habilidades de lectura y escritura se han degradado ostensiblemente en favor de las máquinas. ¿Para qué pensar si algún algoritmo puede hacerlo por tí? Y a la hora de gobernar se vota a los tontos que son famosos. Por ejemplo, el presidente de EEUU es un campeón de lucha libre y conocido actor porno. ¡Qué importan sus habilidades intelectuales a la hora de gobernar! En este distópico universo lo que cuenta es el tirón mediático del personaje. Cuanto más grotesco, mejor representa el bajo cociente de la tropa que le vota.
Por supuesto, nada que ver con la realidad que vivimos. ¿O es que alguien cuestiona el amplio bagaje cultural y las impecables formas diplomáticas de Donald Trump?. ¡Ay la virgen!
En España, esta unidad de destino en la estulticia, tampoco nos faltan canadidatos/as al premio de político-"cuñaó" del milenio. Son esos que cada vez que abren la boca provocan cortocircuitos en el entendimiento de las masas. Negacionistas de la historia y de la ciencia si se tercia. ¡Todo por la pasta! Aunque ellos le llaman Patria.
La señora Díaz-Ayuso, flamante presidenta de la comunidad madrileña, habría encajado como un guante en el perfil de la élite de Idiocracia.
Es solo una muestra de la botonería nacional. Pero es tan cuqui que, si no existiera, habría que crearla. Además, Isabel es la evidencia encarnada de que cualquier majadero/a puede llegar a gobernar. 
De la gloriosa autora de frases como: "Dios no me hizo perfecta, por eso no soy de VOX". La misma mujer que mantiene que los atascos en la capital forman parte de su encanto. O que los españolitos estamos deseosos de tener trabajos basura, entre otras muchas idioteces, tenemos ahora una nueva perla para su análisis en la posteridad. Si es que alguien sobrevive a tanto cretinismo. Cosa que dudo.
Según afirma Ayuso, la contaminación no mata a nadie. Los del Consejo Superior de Investigaciones Científicas son unos frikis, posiblemente bolivarianos, que se inventan miles de víctimas para crear el pánico.  Parece ser que cerca de 4.000 ciudadanos se autoinmolan al año succionando directamente de un escape de gas para reventar el sistema capitalista. La OMS y el AEMA también están en el ajo. ¡Bolcheviques todos!
Resulta infame que, tras albergar la cumbre del clima mintiendo como  bellacos sobre Madrid central y auto-proclamándose ciudad verde por la gracia de dios, nos desayunemos un cóctel con monóxido de carbono e idiocia combinado a partes igualmente letales. 
Lo que es evidente es que, mientras la naturaleza se convulsiona para que hagamos algo, preferimos delegar nuestro destino en manos de unos bocachanclas sin principios. De unos embusteros a cuerpo descubierto. Lo que nos deriva otra vez a la película. Arítméticamente, el número de estúpidos debe ser muy superior al de los inteligentes. No hay mas que ver la catadura  de nuestros líderes políticos.
Dicen que si el medio ambiente fuera un banco ya lo habríamos salvado. Prueben a respirar fondos de pensiones o plazos fijos cuando tengamos los pulmones secos y podridos. 
¿Apocalipsis idiota? Igual nos la estamos mereciendo. Por idiotas.

                         DdA, XVI/4368                      

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