Ana Cuevas
Idiocracia es
una película del 2006 que plantea la posibilidad de que estemos en los
albores de algo que podíamos denominar una "apocalipsis idiota". En
ningún momento me parece ciencia ficción. Las evidencias están ahí.
Metiéndonos el dedo en nuestros malogrados cerebros parra buscar alguna
neurona que aún respire. Ardua labor. Es evidente que estamos inmersos
en un proceso involutivo que solo puede acabar en la autodestrucción.
En Idiocracia se
empieza exponiendo que la evolución no premia la inteligencia. Y si
tenemos en cuenta que el número de seres inteligentes es manifiestamente
inferior al de seres poco inteligentes, el resultado es obvio. Ganan
los estúpidos.
Idiocracia nos muestra una sociedad que
desprecia la historia y la cultura y cuyas habilidades de lectura y
escritura se han degradado ostensiblemente en favor de las máquinas.
¿Para qué pensar si algún algoritmo puede hacerlo por tí? Y a la hora de
gobernar se vota a los tontos que son famosos. Por ejemplo, el
presidente de EEUU es un campeón de lucha libre y conocido actor porno.
¡Qué importan sus habilidades intelectuales a la hora de gobernar! En
este distópico universo lo que cuenta es el tirón mediático del
personaje. Cuanto más grotesco, mejor representa el bajo cociente de la
tropa que le vota.
Por supuesto, nada que ver con la realidad
que vivimos. ¿O es que alguien cuestiona el amplio bagaje cultural y las
impecables formas diplomáticas de Donald Trump?. ¡Ay la virgen!
En
España, esta unidad de destino en la estulticia, tampoco nos faltan
canadidatos/as al premio de político-"cuñaó" del milenio. Son esos que
cada vez que abren la boca provocan cortocircuitos en el entendimiento
de las masas. Negacionistas de la historia y de la ciencia si se tercia.
¡Todo por la pasta! Aunque ellos le llaman Patria.
La señora Díaz-Ayuso, flamante presidenta de la comunidad madrileña, habría encajado como un guante en el perfil de la élite de Idiocracia.
Es
solo una muestra de la botonería nacional. Pero es tan cuqui que, si no
existiera, habría que crearla. Además, Isabel es la evidencia encarnada
de que cualquier majadero/a puede llegar a gobernar.
De la gloriosa autora de frases como: "Dios no me hizo perfecta, por eso no soy de VOX". La
misma mujer que mantiene que los atascos en la capital forman parte de
su encanto. O que los españolitos estamos deseosos de tener trabajos
basura, entre otras muchas idioteces, tenemos ahora una nueva perla para
su análisis en la posteridad. Si es que alguien sobrevive a tanto
cretinismo. Cosa que dudo.
Según afirma Ayuso, la
contaminación no mata a nadie. Los del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas son unos frikis, posiblemente bolivarianos,
que se inventan miles de víctimas para crear el pánico. Parece ser que
cerca de 4.000 ciudadanos se autoinmolan al año succionando directamente
de un escape de gas para reventar el sistema capitalista. La OMS y el
AEMA también están en el ajo. ¡Bolcheviques todos!
Resulta
infame que, tras albergar la cumbre del clima mintiendo como bellacos
sobre Madrid central y auto-proclamándose ciudad verde por la gracia de
dios, nos desayunemos un cóctel con monóxido de carbono e idiocia
combinado a partes igualmente letales.
Lo que es evidente es
que, mientras la naturaleza se convulsiona para que hagamos algo,
preferimos delegar nuestro destino en manos de unos bocachanclas sin
principios. De unos embusteros a cuerpo descubierto. Lo que nos deriva
otra vez a la película. Arítméticamente, el número de estúpidos debe ser
muy superior al de los inteligentes. No hay mas que ver la catadura de
nuestros líderes políticos.
Dicen que si el medio ambiente
fuera un banco ya lo habríamos salvado. Prueben a respirar fondos de
pensiones o plazos fijos cuando tengamos los pulmones secos y podridos.
¿Apocalipsis idiota? Igual nos la estamos mereciendo. Por idiotas.
DdA, XVI/4368
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