domingo, 5 de enero de 2020

LA AUSENCIA DEL CENTRO-DERECHA EN LA INVESTIDURA DE SÁNCHEZ


Félix Población

Entre los no escasos episodios nacionales que configuran la historia menos ejemplar de los últimos cuarenta años de nuestro país, se conoce por tamayazo el caso de transfugismo político llevado a cabo por dos parlamentarios del Partido Socialista Obrero Español tras la celebración de las elecciones  a la Asamblea de Madrid que tuvieron lugar en el mes de mayo de 2003. 

No se sabe qué habrá sido de la vida y obras de los sujetos cuya identidad responde a la de Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, pero gracias a su felonía no fue investido como presidente de la Comunidad de Madrid Rafael Simancas, candidato del PSOE, con el apoyo de los votos obtenidos por Izquierda Unida en aquellos comicios. La ausencia de ambos individuos provocó que se convocaran unas nuevas elecciones en octubre de ese mismo año, ganadas esta vez por el Partido Popular, dando paso a la larga gobernación de Esperanza Aguirre y a los casos de corrupción política que la significaron.

Pues bien, en lugar de pasar página sobre aquel deplorable episiodio de la reciente historia política del país, hubo ayer una política -en la primera sesión del debate de investidura de Pedro Sánchez a la presidencia de la nación- cuyo mayor argumento para evitar esa investidura se basó en la posibilidad de estimular un caso similar entre los diputados del Partido Socialista. 

Puso en ello tan deleznable empeño la señora Arrimadas que muy probablemente, si este país conserva algo de dignidad por parte de los votantes de centro-derecha que ayer también debieron sentirse abochornados por un Partido Popular definitivamente asilvestrado por Vox, doña Inés será la próxima finada política tras el batacazo de Rivera. 

La intervención de Arrimadas colmó ayer de vergüenza la desaparición del centro-derecha español en el Congreso y eso lo pagará la citada con su desaparación de la política, como le ocurrió a su predecesor. Todo empezó con una fotografía en la Plaza de Colón con la ultraderecha, que acababa de nacer por entonces en Andalucía. Ahora la tenemos no solo con sus 52 escaños en el Congreso sino como fuente de inspiración reaccionaria del Partido Popular y Ciudadanos. Es lo que tiene juntarse a gobernar con Vox. 

La desaparición del centro-derecha español ayer en la tribuna del Parlamento es la peor noticia de una investidura presidencial democráticamente llamada a la esperanza.

               DdA, XVI/4370              

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