miércoles, 18 de diciembre de 2019

UNA RAZÓN PARA QUE NO TREMOLE LA BANDERONA DE OVIEDO


Félix Población

No hace mucho supimos que el alcalde Canteli, que lo es de Oviedo gracias a la extrema derecha, tiene asociada a su esposa a modo de alcaldesa consorte para los banquetes, como lo fue el celebrado en Madrid con motivo del tradicional Desarme, consistente  en un suculento menú especial a base de potaje de garbanzos con bacalao y espinacas, callos a la asturiana y arroz con leche para los postres. 

Descubierto el pastel, que incluía dos noches de hotel de cuatro estrellas y unas mantecadas de Astorga o similar confite previa parada en una de las estaciones de servicio del viaje de retorno a la heroica ciudad, Canteli asoció la denuncia a lo mal que les parecía a algunos que los matrimonios se llevaran bien, y defendió el derecho que le asistía como alcalde e incluir a su cónyuge en la representación de la máxima autoridad municipal.

Pues bien, después de implantar con nocturnuidad en La Escandalera la enseña nacional, una banderona de 54 metros cuadrados que parece no tremolar en consonancia con el espíritu patriótico que animó al señor alcalde a tal alzamiento, el diario El Español va y revela en el día de la fecha que la representatividad municipal de Canteli también alcanza a su descendencia y parentela política.

Según este periódico, además de la señora de Canteli, se sentaron  en el restaurante Teitu de la calle Joan Maragall de la capital del estado  -bien es cierto que en otra mesa- tres personas más no identificadas en principio y que resultaron ser los dos hijos y la nuera del primer edil de la capital del Principado de Asturias. Es de recordar que en el banquete también estaba el alcalde de Madrid, Martínez-Almeida, que lo es igualmente gracias a los servicios patrióticos de la extrema derecha nacional, reimpulsada por la torpeza del Partido Socialista, que necesitó repetir unas elecciones habiendo ganado la primeras por no hacer lo que hizo después de las segundas.

En El Español leemos que este diario pudo acceder a aquellas facturas y a las de otro viaje más. Los gastos de todo el convite fueron cargados al ayuntamiento de Oviedo. El pago se hizo en tres partes, es decir, con tres facturas diferentes, cada una para una de las partes en las que se dividió la organización del evento. Por un lado, se cargó una factura de 1.889 euros a la empresa que regenta el restaurante en el que se produjo la comida. Fue, según los documentos a los que ha tenido acceso citado periódico, en concepto de reserva del espacio para 54 comensales. 

Hay quienes ya asocian en Oviedo el no tremolar de la banderona de la plaza de La Escandalera con el espíritu renaciente del fartódromo, denominación con la que humor carbayón calificó el restaurante donde las anteriores alcaldías del Partido Popular celebraban sus ágapes.

                       DdA, XV/4368                               

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