Félix Población
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea, del que España forma parte, le dijo ayer al Tribunal Supremo de España que el exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras, como eurodiputado electo desde el 13 de junio de 2019 según la Junta Electoral Central, goza de inmunidad, y si estaba entonces en la cárcel provisionalmente a la espera de la sentencia que luego lo condenó, ese encarcelamiento debería haber quedado sin efecto. Esta prerrogativa se habría vulnerado, por lo tanto, entre las fechas comprendidas entre el 13 de junio y el día en que la sentencia fue dictada, el 14 de octubre. Con esa base, los abogados defensores del eurodiputado reclaman con toda lógica la libertad de Junqueras y se queda a la espera de las alegaciones que se hagan en el proceso. En manos de la justicia española queda la última palabra, con Puigdemont y Comín a la espera de que esa última palabra sea libertad. Me pregunto hasta qué punto la noticia de ayer era esperada entre los negociadores del Partido Socialista y Esquerra Republicana. Es seguro que para los republicanos catalanes la posibilidad de lo que ha ocurrido a la postre, ha sido determinante para que hasta el día de ayer la investidura de Sánchez no fuera posible. Después de ayer, es más que dudosa, por más que recemos en contra de tal pronóstico. Dice Esquerra que ahora actuará según se pronuncien el PSOE, el gobierno y la abogacía del Estado. Lo peor de todo, por lo que deja entrever, con ser negra la perspectiva, fue la guinda que le puso a la jornada el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que no tenía otra fecha mejor para inhabilitar a Torra por hacer de pancartero de los "presos políticos" en el balcón de la Generalitat. Como la justicia siga jugando a hacer política, el juego nos va a salir muy caro a todos.
DdA, XV/4360
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