Pablo Álvarez
Julio García, más conocido como "El Delfín", es con certeza uno de
los vecinos más populares de Langreo. Esa popularidad se debe a que, a
pesar de no haber tenido una vida fácil, Julio tiene un grado de
discapacidad reconocido de un 90%, siempre ha luchado
por conseguir sus sueños. Y el sueño de Julio, desde que en sus años de
formación en el sanatorio marítimo de Gijón hiciera su primer fanzine,
es ser periodista. Un sueño que, a su manera, ha cumplido, ya que desde
aquella lejana época del marítimo siempre
ha estado al pie de la noticia.
Como buen superviviente que es, Julio ha ido adaptándose a los
tiempos, y de la revista de papel de sus inicios pasó con éxito al mundo
virtual y actualmente administra una página de Facebook, dedicada a la
información local, que cuenta con más de 20.000
seguidoras y seguidores. En su página Julio toca todos los palos:
información general, sucesos, deportes, ocio, búsqueda de empleo,
política local, opinión, etcétera. Y puedo aseguraros que, con los
escasos medios que tiene, no hay acontecimiento que ocurra
en nuestro pueblo que no cubra nuestro amigo. Pero claro, informar
libremente, ajeno a intereses de cualquier tipo, ha hecho que Julio gane
enemistades en el ámbito político, un entorno donde las prioridades
partidistas se anteponen al interés general. Y ésto
ha hecho que Julio sea censurado. Sí, censurado. Eso es lo que ha hecho
el actual equipo de gobierno municipal con "El Delfín". Según me
contaba con tristeza, este pasado sábado, el propio Julio, después de
años siendo acreditado como informador, el PSOE,
con su asesor de comunicación a la cabeza, un "cargo de confianza" que
nos cuesta a las y los langreanos más de 30.000€ anuales, ha decidido
que no puede ejercer su labor en ninguno de los actos convocados desde
el ayuntamiento. ¿Cuál es el motivo que alegan
los socialistas para tomar tal decisión? Que Julio no es periodista.
Esa es la razón oficial, la subyacente son las críticas que Julio ha
hecho en alguna ocasión a la "magnífica" labor que el PSOE ha llevado a
cabo en nuestro municipio en estos últimos años.
Unas críticas que, dado el alcance de las publicaciones de Julio,
parece ser que no les han sentado nada bien a los adalides de la
transparencia y el buen hacer.
Lo que desconocen estos censores es que, por más que intenten
censurarle, no hay mordaza que consiga silenciar a un hombre que se ha
pasado la vida sorteando todos los obstáculos que le han puesto en su
camino.
DdA, XV/4354
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