miércoles, 25 de diciembre de 2019

CUENTO DE NAVIDAD PARA ESQUIROLES


Pablo Álvarez

Érase una vez un niñato que tuvo la suerte de heredar la empresa que papá había levantado a fuerza de trabajo y sacrificio. Del trabajo y el sacrificio de sus 6000 trabajadoras y trabajadores, por supuesto.
Cuando, tras la muerte del patriarca, el primogénito tomó el timón de la empresa, se percató de que la única manera de hacer crecer su patrimonio de manera rápida y segura, era exprimiendo aún más a sus sirvientes. Como la esclavitud había sido abolida hacía tiempo y dar latigazos no estaba bien visto, al principio le costó dar con el método adecuado para sus propósitos. Hasta que un buen día, viendo a uno de los administrativos
de la empresa arrastrarse a su paso como una babosa, se le encendió la bombilla. Ahí estaba la solución a sus penurias. Formó una guardia pretoriana con supervisores de medio pelo y encargadas de chichinabo, dispuestas a entregar su vida por él a cambio de una lata de sardinas. Viéndose protegido, puso los derechos laborales en barbecho, colocó los salarios en la sección de congelados y desechó las categorías. Todo iba sobre ruedas y su patrimonio iba creciendo de forma directamente proporcional a la merma del poder adquisitivo de sus trabajadoras. Sus cuentas engordaron tanto que, a principios del 2018, ya se le calculaba una fortuna de 170 millones de euros, una cantidad que se incrementó en 10 millones de nada al año siguiente. Eran días de vino y rosas. Pero todo eso cambió cuando un grupo de trabajadores y trabajadoras, gente sin escrúpulos ni sentimientos, decidió rebelarse contra la empresa. Las muy desagradecidas, que querían ser respetadas, tener derechos y comer caliente todos los días, como si fueran ricas, decidieron ponerse en huelga. Y eso no podía ser.
Así que, ni corto ni perezoso, se remangó su camisa Louis Vuitton, se montó en su coche de 120.000 pavos y fue visitando, tienda por tienda, a su soldadesca. Mientras le lamían las botas, fue explicándoles que la empresa, que también les pertenecía, necesitaba su ayuda, que el caviar, los yates y las mansiones se estaban poniendo por las nubes, y que si las bolivarianas de las huelguistas no deponían su actitud y seguían adelante con sus desproporcionad
as e injustas reivindicaciones, no podría seguir sacándoles la sangre con el cariño que lo había hecho hasta ese momento. Viendo al amo tan triste, su ejército se armó de pancartas y al grito de "NO A LA HUELGA" cargaron sin piedad contra sus compañeras.
Pero estas no se rindieron, blindadas de dignidad, siguieron adelante con sus demandas hasta conseguir que el señorito ondeara la bandera blanca.
El ejército del amo, como buenas y buenos mercenarios que eran, no renunció a cobrarse el botín que, a base de lucha y sufrimiento, habían obtenido las rebeldes. Lo que no pudieron recuperar jamás fue su confianza, la habían perdido junto a la decencia.
Si algún día te las cruzas, las reconocerás fácilmente, ahora caminan por la vida con la cabeza agachada y el rabo entre las piernas.


PRESENCIA ACTIVA DE LA DISTOPÍA DE LA FICCIÓN
Goti del Sol
Siempre me atrejeron las películas en las que se presentaba una distopía, una sociedad futura absolutamente indeseable. Desde el cine mudo con "Metrópoli", pasando por "El planeta de los simios", hasta llegar a las actuales series televisivas como "Black Mirror", "El cuento de la criada" (a pesar de que no me gustó la tercera temporada), o "El hombre en el castillo", esas tramas de un posible escenario aberrante y la necesidad de emplear todo el esfuerzo para que no se produzca, me cautivaron con especial intensidad. No pensaba que algunos elementos que definen esas aberraciones iban a tener una presencia importante en el aquí y ahora que estoy viviendo. Cuando, ante lo que considero una reivindicación de derechos laborales más que justa por parte de un sector que no se caracteriza por la bonanza de su convenio, una parte de los que padecen las carencias se manifiesta a favor del actual estado de cosas negando la validez de una huelga como legítimo instrumento una vez que la vía negociadora llega a punto muerto, entiendo que la distopía de ficción ya tiene presencia efectiva en nuestras Asturias. Y lo que solo resultaba un mero ejercicio de entretenimiento y disquisición intelectual, se convierte en una grave preocupación. Y pienso que pásanos poco pero hay individuos muy empeñados en poder mejorarlo.

              DdA, XV/4364              

1 comentario:

cristina dijo...

a que supermercado se refiere?

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